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Autos, impuestos y movilidad

Juan Pablo Ruiz Soto
12 de noviembre de 2008 - 02:21 a. m.

UN TEMA POLÉMICO SOBRE LA GEStión del alcalde Moreno es el referido a la movilidad. Tan polémico es el asunto, que la inmovilidad urbana ya costó la cabeza del director de la Secretaría de Movilidad del Distrito Capital.

La reciente propuesta del Alcalde al Concejo incluye el tema del impuesto a los autos en Bogotá o en las poblaciones vecinas. Lo que se discute es quién debe recaudar el impuesto de rodamiento, si la localidad donde se inscribe el auto o el lugar donde transita, utilizando ese cada día más costoso y sagrado producto urbano que es la malla vial.

Bogotá presenta un rapidísimo crecimiento poblacional, el Distrito Capital hoy alberga cerca de una sexta parte del total de la población del país, y recibe más migrantes que las siguientes tres ciudades juntas. En términos económicos, el ingreso per cápita es un 42% superior al resto del país y por ello, tanto para el industrial, como para el habitante de la calle, Bogotá es el espacio más atractivo del país, pero esto acelera la concentración de la población y empieza a afectar algunos indicadores de calidad de vida y armonía urbana.

Por su contexto, la crisis de movilidad no es de carácter coyuntural, es un tema estructural que requiere claros planteamientos y radicales ejecuciones. El crecimiento económico y poblacional de la Capital y sus alrededores es más un problema que una virtud. El área metropolitana de Bogotá está creciendo más rápidamente que ciudades como México D. F o Sao Paulo, haciendo el espacio urbano cada vez menos vivible. 

Bogotá tiene un auto por cada siete habitantes, en Washington la relación es de un auto por cada dos personas y si soñamos con seguir el modelo de desarrollo y consumo de USA, hoy tendríamos cuatro veces más autos en Bogotá. En esas condiciones, para que fuese posible transportarse a las velocidades actuales, que son muy bajas, sería necesario que la malla vial se multiplicase por 4 o 5, lo cual para Bogotá es físicamente imposible. La ciudad no está construida para dar movilidad a esa densidad de autos por persona y, queramos o no, debemos descartar ese modelo de transporte e iniciar una estrategia que limite el uso del auto privado. De lo contrario, en un futuro muy próximo será más rápido movilizarse a pie que en auto.

La calidad de vida no sólo se mide por la capacidad de consumo, sino por la calidad de los bienes comunes a los que tenemos acceso y en esto, Bogotá tiene grandes limitaciones. En esta megaciudad cada día se  hacen mayores los tiempos de transporte entre vivienda y lugar de trabajo, aumenta la contaminación atmosférica y la carencia de espacios verdes. Según el Análisis Ambiental del país elaborado por el Banco Mundial, las muertes prematuras causadas por la deficiente calidad del aire que respiramos fue de 6.000 personas en 2004, de las cuales cerca del 80% se concentró en Bogotá. ¿Cuántos años de vida estarán sacrificando los taxistas que manejan todo el día con la nariz a la altura del exosto?

Para mejorar la movilidad, debemos planificar el desarrollo del transporte público como alternativa general y gravar con altos impuestos el uso de la malla vial por particulares. Donde se matriculen los autos privados define el recaudo de este impuesto, pero lo relevante es cuánto van a pagar por usar la malla vial, tanto los matriculados en la ciudad como los visitantes. Mi propuesta es que se adquiera el derecho de uso diario de la malla vial para los autos particulares, fijando una tarifa no menor a $30.000 diarios para los autos matriculados en la ciudad y $40.000 para los matriculados por fuera. Esto sería un incentivo para dejar el auto en casa y tomar el transporte público, aumentando su velocidad de desplazamiento y dando prioridad a la movilidad del grueso de los ciudadanos y no de los propietarios de autos privados.

No hay espacio para tanto carro y el nuevo Secretario de Movilidad no tiene la varita mágica. Aunque siempre es posible mejorar detalles (tapar huecos, realizar más rápidamente los trabajos de mantenimiento vial, aumentar la ciclovías y su conectividad y usar combustibles que cumplan con los estándares internacionales), lo indispensable es hacer una propuesta macro y de largo plazo y esto exige planificar una relación armónica entre la ciudad y el resto del país. Los impuestos pueden contribuir a mejorar la distribución poblacional y así a desconcentrar geográficamente la riqueza.

* El autor es economista con especialidad en manejo de recursos naturales en el Banco Mundial. Los puntos de vista aquí expresados son del autor, no representan ni pueden atribuirse a la entidad para la cual trabaja.

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