A mano alzada

¿Banderillas para APEC?

Fernando Barbosa
04 de noviembre de 2019 - 05:00 a. m.

Chile canceló la reunión de APEC programada para el 16 y 17 de noviembre en Santiago, para celebrar los 30 años del mecanismo y, de igual manera, tampoco realizará la cumbre del COP25 sobre el cambio climático prevista para diciembre. Según el comunicado expedido por La Moneda, “el presidente aseguró que la primera preocupación y prioridad del gobierno es concentrarse absolutamente en restablecer plenamente el orden público, la seguridad ciudadana y la paz social, así como en impulsar la agenda social para responder a las principales demandas de los ciudadanos”.

Como se sabe, la principal bandera de APEC ha sido la del libre comercio; razón por la cual el encuentro, que se realizaría dentro de pocos días y al que asistirían 20 mandatarios, generaba gran expectativa. La principal, sin duda, tenía que ver con la asistencia de los jefes de Estado de los Estados Unidos y China, y la firma de un acuerdo entre esas dos naciones. En otras palabras, en el fondo se esperaba que se pudieran acercar el giro proteccionista de Trump y el nuevo liderazgo de Xi Jinping, que busca mantener y fomentar la libertad de comercio.

Hoy existen grandes dudas sobre APEC. Y, concretamente, su irrelevancia en la guerra comercial entre Washington y Beijing genera muchos interrogantes sobre la eficacia del mecanismo, cuyo principal objetivo es el propio libre comercio. Enfrentamiento que se vuelve dramático cuando se observa que la disputa la encabezan las dos mayores economías del mundo, ambas integrantes de la misma APEC.

A lo anterior se suman los graves problemas que afrontan los chilenos y que tienen y deben tener repercusiones dentro del mecanismo de la Cooperación Económica del Asia-Pacífico. Chile no solamente fue el segundo país latinoamericano en entrar a APEC, sino que se convirtió en uno de los adalides del libre comercio y el neoliberalismo. En esa misma línea impulsó el P4 junto con Singapur, Nueva Zelanda y Brunéi, que evolucionaría hasta el Acuerdo Transpacífico (TPP), sacudido por el retiro de los Estados Unidos, lo mismo que la construcción de la Alianza del Pacífico, en la que Colombia participa.

Ahora, si bien el proteccionismo es el punto de fricción en lo comercial, al otro lado está el resquebrajamiento del modelo neoliberal, que también se ha resentido con el resurgimiento de lo social como demanda prioritaria de los sectores afectados. En efecto, si bien es cierto que la riqueza ha aumentado en el mundo, las inequidades se han disparado y han generado reacciones como las de los Indignados de la Puerta del Sol en Madrid, el Occupy Wall Street en Nueva York, los chalecos amarillos de París o lo más reciente en Santiago. Es por esto que tanto Chile como APEC —las dos estrellas de dos corrientes que se vieron como triunfadoras e infalibles— hoy parecen abocados a rectificar.

El futuro de APEC no aparece luminoso. Los comentaristas se han concentrado en la reunión Trump-Xi y pareciera que APEC pasaría agachada hasta la reunión en Malasia en el 2020. Lo que suceda dependerá de la creciente influencia de China en el campo internacional y de la desfiguración de los Estados Unidos en el exterior. Y más si se considera la propuesta de Beijing de concretar pronto el Regional Comprehensive Economic Partnership (Recep), agrupamiento regional que excluye a Washington. Como se observa, hemos pasado por el tercio de varas y estamos en el de banderillas. Veremos qué sucede.

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