Barcelona ama a Colombia

Luis I. Sandoval M.
08 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

La semana del 28 de septiembre al 5 de octubre que acabo de pasar en Barcelona me reafirma en la convicción de que esta ciudad, inteligente y culta, hoy en ebullición, ama a Colombia. Aquí abundan sentipensamientos, es decir, comprensión y empatía hacia Macondo. Barcelona, como abrazó a Gabo, abraza ahora a la Colombia en transición de la guerra a la paz.

A pocas horas de llegar me encuentro con Bajo el árbol de mango, el libro de Nelly Villegas. Sobrios y vívidos cuentos referidos a las diversas formas de violencia que afligen a la sociedad colombiana. El último, “Entre la belleza y el espanto”, se cierra, en la página 114, con estas líneas: “… nos despedimos agradecidos y me fui con aliento de esperanza: el arte y la creatividad como lenguaje de una población que lucha a toda costa por su resiliencia y por sembrar nuevas semillas con la ilusión de pasar la página”. La carátula, fotografía cedida por Jesús Abad Colorado, añade brillo y sentido a los relatos de Nelly.

El lunes 30 en un atardecer luminoso y cálido, ICIP y CIDOB, dos centros de pensamiento surgidos para imaginar e innovar tanto la paz como la justicia y la democracia, lanzan el volumen La construcción de la paz: Colombia como espejo internacional. Calificada audiencia de académicos, estudiantes de posgrado en ciencias sociales y personas ligadas estrechamente al complejo posacuerdo que vive Colombia. Se presenta balance de la implementación del acuerdo. Se procura una mirada de proceso: la complejidad colombiana, la dualidad estructural (orden y violencia), la transición atípica en curso, el hecho de que sigue habiendo más territorio que Estado en el país… Enorme interés de los participantes, el tiempo resulta escaso para el intercambio…

Martes 1° de octubre, al mediodía, la Taula per la Pau de Colombia realiza reunión para mirar la coyuntura… Las participantes, todas mujeres, ponen los temas: cumplimiento del acuerdo con las Farc-Ep, asesinato incesante de líderes y lideresas sociales, las disidencias, Eln, Cuba, Venezuela, el gobierno de Iván Duque en su primer año, la expectativa que genera el movimiento Defendamos la Paz (DLP)… La Taula tiene ya organizadas las Jornadas Anuales por la Paz de Colombia, centradas en la protección de las personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales. El 5 y 6 de noviembre, aquí en Barcelona, se darán cita dirigentes de distintas regiones del país, expertos e investigadores, para un intercambio focalizado en buenas prácticas que mejoren la protección de los líderes sociales y excombatientes de la guerrilla comprometida irrevocablemente con la paz.

El mismo martes en la tarde, grata conversación con Josep Ramoneda, destacado filósofo catalán, director de la revista La Maleta de Portbou. Esta singular revista está inspirada en las notas que Walter Benjamin dejó precisamente en su maleta cuando decidió quitarse la vida en el paso de Portbou, frontera entre Francia y España, considerando que no tenía alternativa distinta ante los nazis que le pisaban los talones (septiembre 26 de 1940). La Maleta, junto con la Escuela Europea de Humanidades, es uno de los faros más esclarecedores hoy en el mundo acerca de los problemas de la cultura contemporánea. Ramoneda mostró gran interés por los problemas de índole cultural que le esbocé referidos a la transición que vive Colombia cuando quiere sacar las armas, en realidad toda forma de violencia, de la política y transitar de relaciones depredadoras a relaciones estéticas en todos los campos. Otro calificado apoyo para comprender los tiempos que vivimos…

La cultura de autodestrucción que nos agobia, para tornarse en cultura de reconocimiento, reconciliación y convivencia, necesita la sensibilidad del arte, el rescate de la memoria a través de la literatura. Imprescindible la dimensión cultural para generar un nuevo sentido común en la sociedad colombiana. De ahí la importancia de la extraordinaria creatividad artística que se está dando en el país. Una muestra de ello es la trilogía inédita de Rafael Ballén que reconstruye en forma de novela la saga histórica de nuestra violencia. Por ello entre reunión y reunión, encuentro y encuentro, llamada y llamada, uno de mis empeños en Barcelona fue tocar puertas de agencias literarias y editoriales que puedan prohijar el invaluable trabajo de Ballén...

Incesantes noticias, buenas y malas, renovaban mi impulso a sumergirme en el mar de imaginarios y afectos sobre Colombia que es Barcelona. Ninguna me sacudió tanto como el fallecimiento sorpresivo de mi entrañable amigo Camilo Castellanos. Conocí a Castellanos cuando él no llegaba a los 20 y yo apenas los había cumplido, en 1965, el año en que otro Camilo (Torres) inspiró y protagonizó la gesta del Frente Unido. Castellanos fue mi alumno de inglés y literatura, pero la verdad es que el maestro fue él para mí, durante décadas, en materia de humanidad, de inteligente humor, de historia crítica. Su ensayo de 1992 A la nueva república le falta sujeto sigue siendo una página con plena vigencia, cuando la paz sustantiva lo que más necesita hoy es un amplio sujeto plural que la construya con lucidez y decisión… En Barcelona se nutrió Castellanos en varias oportunidades de ideas transformadoras… La huella de ambos Camilos es imperecedera…

Imposible seguir haciendo referencia a eventos y conversaciones con gentes que estudian, admiran y son solidarias con Colombia en Barcelona. Una cosa es cierta en este momento para mí: muchos y muchas desde aquí contribuirán al alumbramiento de una nueva Colombia. 

@luisisandovallucho_sando@yahoo.es

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