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Basura subsidiada e inundaciones

Juan Pablo Ruiz Soto
29 de marzo de 2008 - 01:18 a. m.

El pasado 8 de marzo, se inundó de nuevo la calle 26 en Bogotá y se dice que la basura fue la responsable. La verdad es que cada día estamos más inundados por la basura y el Estado está en mora de establecer una clara política para gravar tanto al industrial que la produce, como al consumidor que demanda desechables.

Se requiere de una política que suspenda el subsidio a los generadores de basura. Hoy quien produce basura, en el mejor de los casos, paga para que la recojan y transfiere a la sociedad los costos adicionales. Faltan incentivos para que la industria y los consumidores hagamos menos basura y reciclemos más. Un claro síntoma de subdesarrollo y falta de conciencia ambiental es promover el uso de desechables innecesarios. Hay una campaña que dice “proteja su salud, use desechables”; es tiempo de invertirla y decir “proteja su salud y la del planeta, use retornables y sólo acepte el desechable si es indispensable”.

Por mala información, se piensa que para evitar contagio de enfermedades es necesario usar desechables, mito que se construyó gracias a propagandas negativas impulsadas por empresarios de la contaminación. Un ejemplo simple es que lo más barato para un restaurante es ofrecer comida en desechables; por esto, sólo los buenos restaurantes usan vajilla retornable. Por rentabilidad, las empresas productoras de bebidas impulsan los no retornables y, por comodidad, las grandes cadenas de supermercados no ofrecen al cliente la posibilidad de comprar bebidas en botella retornable. Productores y distribuidores le transfieren el costo del manejo y la contaminación del no retornable a la sociedad y nosotros, inconscientes, lo asumimos sin protestar. Los supermercados promueven el uso de bolsas plásticas, cuando la propuesta ambiental sería cobrar las bolsas plásticas al consumidor para que éste, en cambio de demandarla y desperdiciarla, lleve su canasto, o su bolsa de lona como se hace en Suiza.

La basura tiene un alto costo social y empieza a exportarse a otras regiones y a sectores pobres de la población. Un caso crítico es el de Nemocón, en Cundinamarca, donde la CAR, en octubre de 2007, dio una licencia para un relleno sanitario, contrariando la consulta popular que rotundamente se opone, con voto de rechazo de un 97% entre los más de 3.000 habitantes consultados. Lo increíble, y muy loable, es que con muy buen criterio los nuevos alcaldes de Zipaquirá, Tocancipá, Gachancipá, Cajicá, Cogua, Tausa y Sutatausa, en carta enviada a la CAR en enero de 2008, rechazan la construcción del basurero regional, respetando la determinación de los habitantes de Nemocón. El nuevo alcalde de Nemocón, en febrero de 2008, solicita a la CAR revocar la licencia por su carácter inconstitucional y por respeto a la voluntad popular.

La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, en la Audiencia Pública realizada en septiembre de 2004, señala la importancia ecológica, hídrica y arqueológica del lugar y el posible efecto de los lixiviados sobre cuerpos de agua que forman parte de la cuenca aportante a la Planta de Tratamiento de Tibitoc. Además, señala deficiencias en la propuesta de manejo de microorganismos y lodos y la carencia de medidas para evitar el rebose de la laguna de evaporación. La EAAB propone que, en cambio de un relleno sanitario, se establezcan plantas de reciclaje, más en este caso que se afectarían las quebradas Chiquilla, Honda y Pajarito. Sugiere a la CAR tomar su determinación a la luz de legislación relacionada con la prestación de servicios públicos. Por otra parte, el Jardín Botánico de Bogotá, en su estudio para la conservación de la especie endémica Condalia thomasiana en el enclave seco del valle del Checua, identificó varias especies endémicas en alto peligro de extinción y la creación del relleno sanitario sería un golpe mortal para ellas.

El caso de Nemocón presenta riesgos con impactos de gran alcance en lo social, lo jurídico y lo ambiental. Está en manos de la CAR, y especialmente de su director general, el revocar la licencia y hacer eco a la determinación popular. Acción que ojalá se acompañe de medidas en el Sistema Nacional Ambiental para desincentivar la producción de basuras, promover el uso de retornables, y cobrar a quienes generan basura por el impacto y agresión contra la sociedad y el planeta. Revocar esta licencia se debe convertir en el punto de partida de una propuesta nacional para disminuir la producción de basura y mejorar su manejo. Hoy producir y manejar basura es negocio para unos pocos y un gran costo para toda la sociedad.

* Especialista en manejo de recursos naturales en el Banco Mundial. Sus puntos de vista no representan ni pueden atribuirse a esa entidad.

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