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Beneficios

Hernán Peláez Restrepo
13 de marzo de 2008 - 11:12 p. m.

Siempre se dijo que las crisis permiten buscar oportunidades. Por eso, los exportadores de carne de Colombia buscan nuevos mercados, así como las fábricas de confecciones de Pereira, porque después del susto económico con Venezuela es mejor prepararse para el futuro.

En el fútbol esculqué los últimos días y encontré tres sitios para beneficio de nuestro balompié.

Copa Colombia Postobón:

Hay sentencias que hacen carrera. Cuántas veces escuchamos en tono quejumbroso a técnicos y jugadores con aquello de “le falta ritmo”. Pues bien, el ritmo sólo se consigue jugando partidos y no tanto entrenando y viendo videos. Esta Copa justamente permitirá darle ritmo a tanto jugador que se amarga siendo suplente y que indudablemente se va deprimiendo. Es el caso del chileno Arrué, quien no ha tenido continuidad en Nacional y sólo espera ocasiones para justificar su presencia. Pues bien, así como él, muchos jugadores harán lo que más les gusta, jugar. Nadie esperaba taquillas enormes, ni nada parecido, pero se podrá ver, moldear y seleccionar a jugadores que necesitan espacio y en esta Copa lo tendrán.

Dimayor:


Después del lamentable incidente en el último clásico América-Cali, la Dimayor encontró un beneficio. Las sanciones a equipos por mal comportamiento de sus seguidores, hoy más que nunca fáciles de identificar en las tribunas, los obligará a jugar a puerta cerrada, sin público, con pérdidas seguramente, aunque con lecciones aprendidas para el control de ingreso de espectadores. Porque cambiar de sede es trasladar el problema de orden público a otras ciudades.

Por supuesto que es una copia de lo que hacen italianos y argentinos, aquejados por similares incidentes. Es más, en Italia y ya lo hacen en Medellín, las barras de equipos visitantes encuentran restringida su entrada al escenario. Es triste, así el remedio quizás pueda funcionar.

Jugadores:

Víctor Danilo Pacheco en el final de su carrera, encontró una última opción en el fútbol de la MLS. Económicamente representará para él un premio por su carrera larga, en la que lució con elegancia su fútbol punzante. Ojalá le vaya bien, porque lo merece.

Mauricio Molina, después de deambular por México, Argentina, Paraguay y Europa parece haber encontrado el puesto ideal para su estilo en el Santos. La camisa número diez fue la del rey Pelé; cuando Molina se la ponga, estará desplegando el fútbol que le gusta, sin ataduras, sin obligaciones defensivas y disfrutando del espacio necesario para lanzar sus pases-gol o intentar sus remates a distancia. Viéndolo últimamente se notó lo mucho que disfruta, en un país, en el que jugar bien con la pelota es condición para triunfar.

 

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