Berracas las mujeres

Felipe Zuleta Lleras
10 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

El viernes se celebró el Día de la Mujer. Siempre he creído que el Día de la Mujer debería ser absolutamente todos los días. Las mujeres son el sexo fuerte, no los hombres, como erróneamente se cree. Todos nacimos de una mujer importante. Ya solo el hecho del embarazo y el parto las hace unas berracas. A ver si un varón es capaz de parir, amamantar, criar y educar como lo hacen millones de mujeres en el mundo.

Lo digo no solo por la cantidad de madres solteras, cabeza de familia o separadas que sacan a sus hijos adelante. Realmente mujeres importantes, valerosas y, repito, berracas.

No suelo hablar de temas personales, pero hablando de mujeres fuertes debo mencionar a mi mamá. Una mujer separada que nos sacó a mis cuatro hermanos y a mí adelante. Ella se sacrificó por nosotros. Trabajaba como una mula para que a nosotros no nos faltara nada. Desafortunadamente, cuando ya nosotros habíamos hecho nuestras vidas —mis hermanos y yo—, ella falleció de un cáncer fulminante apenas había cumplido 60 años. No tuvo pues tiempo para disfrutar su vejez, sus nietos y a sus propios hijos, a los que nos veía con las limitaciones que sus obligaciones laborales le imponían. Ella, con la ayuda de mi abuela materna, nos educó y crió. Y ambas, sin lugar a dudas, me marcaron en lo más profundo de mi corazón.

Nunca en vida les agradecí, porque siempre tomé como un hecho que esa era su obligación. Y seguramente usted, amable lector, tampoco les ha agradecido a su mamá y a sus abuelas. Pues hágalo, dígales cuánto las ama; nunca es tarde. No espere a que se mueran para mostrarles su amor y admiración. ¡Hágalo ya!

Como mi madre hay millones de colombianas que a diario dedican su vida a sacar sus hogares adelante. Se levantan a las tres de la mañana para darles el desayuno a sus hijos y dejarles el almuerzo listo. Trabajan todo el día, pero llegan a sus hogares rendidas a atender a sus hijos: a cocinarles, lavarles la ropa, hacerles las tareas, acostarlos, etcétera.

A ver si un varón es capaz de hacer lo que hace una mamá.

Los hombres, padres de familia en su gran mayoría, creen que su obligación se limita a pagar los gastos de la casa. Y qué tal cuando les preguntan qué hacen sus esposas y dicen sin ruborizarse: “Ella, nada. Se dedica al hogar”.

Las mujeres siguen haciendo los trabajos que los hombres no hacen, en su mayoría. Empleadas domésticas, secretarias, lavan los baños, limpian y todo lo que los varones detestan.

No me alcanza esta columna para referirme a todas las mujeres que conozco. A las que trabajan conmigo y me enseñan a diario, a Viviana, mi empleada; a Zulma, mi asistente; a la doctora Sabrina, mi médica internista; a mis hermanas, sobrinas y, por supuesto, a mi hija María.

A todas ellas gracias por existir, gracias por estar ahí, gracias por ser las personas más importantes de mi vida.

Notícula. Lamentable la decisión de la Federación Colombiana de Fútbol de acabar con la selección femenina de fútbol. Qué asco algunos de ellos. Misóginos y repugnantes.

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