¡Bienvenida la Cumbre de las Américas!

Después de casi 200 años de la realización del Congreso Anfictiónico de Panamá, en el cual estuvieron ausentes EE.UU., Canadá, Brasil, Argentina, Chile y Paraguay, este país será anfitrión de la Cumbre de las Américas que se realizará el 10 y el 11 de abril de 2015, por primera vez con la participación de todos los países latinoamericanos.

En aquel entonces Simón Bolívar pretendía legitimar la independencia de las nuevas repúblicas y bloquear el posible retorno de potencias europeas. En 2015 EE.UU. llegará pisando fuerte y con convicción sobre su misión mesiánica, sobre todo ahora que abrió tantas cajas de Pandora fuera de su zona de influencia y no sabe cómo cerrarlas. El problema es que esos cajones sin fondo, abiertos en las últimas décadas, tienen al mundo al borde de una guerra no convencional, en un belicismo experimental fomentado por la industria militar de EE.UU.

Panamá en aquel entonces era la esperanza de una gran nación conformada por los países recién independizados del Imperio español. Después de que Estados Unidos devolvió el canal a los panameños, la ciudad de Panamá da cada vez más la sensación de un Manhatan implantado, lo que hace dudar de la capacidad de interlocución de este país, a pesar de sus buenas intenciones. En 2015 Panamá sigue ocupada por 12 bases aeronavales estadounidenses.

Sin embargo, como nunca antes América Latina y el Caribe han logrado conformar los elementos originarios del Congreso Anfictiónico. No olvidar que el proceso independentista fue desconocido por EE.UU. hasta 1822 y que en 1823 implantó la Doctrina Monroe: “América para los americanos”.

¿La Cumbre, una vez más, en lugar de unir dividirá? Sentados a la mesa estarán los países del Alba, Mercosur y Unasur, que probablemente ratificarán su apoyo a la soberanía de Venezuela y a la no intervención de EE.UU. en asuntos internos de los países del continente.

Cercanos a Obama, pero aparentemente vinculados a los intereses latinoamericanos, estarán los de la Alianza del Pacífico, los cuales han abierto sus puertas, por diferentes motivos, a las bases militares estadounidenses en sus territorios y han demostrado afinidad con las estrategias de la OTAN en el mundo.

La presencia de Washington en el proceso de negociación con Cuba y de confrontación con Venezuela marcará la pauta de esta cumbre que podrá ser histórica para el continente si EE.UU. entiende que su diálogo actual es con una América Latina más autónoma a pesar de los impactos económicos y políticos de la artificial sobrevaluación del dólar y de la baja inducida del precio del petróleo.