Bogotazo

Hernán Peláez Restrepo
12 de diciembre de 2017 - 02:00 a. m.

Santa Fe ganó, dentro de su mejor estilo y oficio, su derecho a llegar a la final. Sufrió un buen rato en el partido contra el Tolima, después del gol de Érik Correa, porque antes, en el primer tiempo, estuvo cerca del gol, recordando opciones de Ánderson Plata, apariciones de Morelo y remate de Roa, indudablemente el jugador que mejor representa, en espíritu, este momento de los dirigidos por Gregorio Pérez.

Algún seguidor cardenal recordó a Ricardo Pegnotti, un todoterreno que en la década del 70, con su espíritu combativo, fue creando para el Santa Fe un perfil de equipo luchador. Y en eso tiene razón, porque Roa y Gordillo son los líderes de ese afán de no dar ningún balón por perdido.

En este presente santafereño se visualiza claramente su juego. Fuerte, sólido en defensa y con una línea de volantes aplicados a la marcación. Ignora el tránsito de juego en el medio. Va de una, sin escalas, de defensa a ataque. Es más, en los ya acostumbrados 15 minutos de Ómar Pérez, es el primero en corretear hacia atrás para colaborar con la línea defensiva. Este Santa Fe archivó al recordado número 10, aquel que pisaba el balón, pensaba, hacía pausa. Ahora es otro plan de juego y funciona. Santa Fe sale a ganar por encima de proponer fútbol vistoso. Trabaja con argumentos sencillos, aunque contundentes. No le resultó fácil superar al Tolima, pero su entrega, decisión y fe en sus fuerzas lo dejan cerca de la estrella.

Será Bogotazo, porque la capital convoca a sus dos equipos tradicionales para disputar el título. La convocatoria de los dos equipos (algo así como 70.000 espectadores para dos juegos) certifica la pasión, que supera el estilo de juego de ambos.

En la etapa inicial frente a América, Millos se vio acosado por la subida constante de Juan Camilo Angulo por derecha, razón por la cual su lateral izquierdo quedó sin opción para acompañar a los dos delanteros.

América controló más el medio campo y podía entenderse el plan azul de esperar, porque al fin y al cabo tenía la ventaja de los puntos conseguidos en Cali.

En el segundo tiempo, Millos salió a trabajar más sobre las intenciones de América, y apenas en el final dispuso de por lo menos dos acciones de gol, impedidas por el buen trabajo de Carlos Bejarano. Lo mismo podría decirse de Nicolás Vikonis, de impecable rendimiento.

El 0-0 no es el resultado más atractivo en el fútbol. En este caso sí le sirvió a Millos, que se verá la cara con Santa Fe. Y ya no importaron la lluvia, ni el estado del terreno, pues ambos, Millos y América, superaron esa circunstancia.

Al juez Bismark Santiago lo enviaron a la “guerra” y los jugadores que saben de mañas para complicarlo, acosarlo, presionarlo, casi lo consiguen. Santiago sólo había dirigido 11 partidos.

Millos y Santa Fe alimentarán las ilusiones esta semana en un nuevo Bogotazo, del bueno.

 

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