Brexit e Irlanda, una frontera incómoda para Theresa May

Cartas de los lectores
15 de enero de 2019 - 05:00 a. m.

Durante sus 45 años en la Unión Europea, el Reino Unido no fue partícipe de los acuerdos Schengen, no reconoció como vinculante la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y mantuvo su moneda por encima del euro. Por eso, no sorprende el brexit, ni debe hacerlo que Theresa May no logre los votos para aprobar el acuerdo de salida de la Unión Europea. ¿Por qué?

Entre los temas del acuerdo está el de la frontera entre Irlanda, uno de los 28 países miembros de la Unión Europea, e Irlanda del Norte, región que pertenece al Reino Unido. Brexit implica separar al Reino Unido de Europa, lo que obliga a crear una frontera entre Irlanda y el Reino Unido. Pero, esto contradice el Acuerdo del Viernes Santo, que selló la paz en la zona y que contempla la eliminación de barreras entre Irlanda e Irlanda del Norte.

Irlanda del Norte votó, con un 55,8 %, a favor de permanecer en la Unión Europea, y no está en sus planes aceptar una frontera “dura” con Irlanda. May y la Unión Europea tampoco están interesados en crear una barrera que rompa con los acuerdos de paz y que lleve a la instalación de casetas de policía y la inspección de la mercancía que cruza de un país a otro. Por esto, May aceptó la idea de tener un plan B, o backstop, en caso de no llegar a un acuerdo sobre cómo manejar esta nueva traba al brexit.

Este plan B propone mantener a Irlanda del Norte dentro de la unión aduanera de la Unión Europea, para evitar una frontera “dura” entre las dos Irlandas durante un período de transición que va hasta diciembre de 2020. Pero a quienes votaron a favor del brexit la idea no les gusta. No les gusta porque es seguir con una parte de Reino Unido dentro del régimen aduanero europeo y porque el plan B vislumbra la idea de que el Reino Unido permanezca en esta unión mientras las partes encuentran una solución al problema irlandés. La idea va en contravía del brexit.

¿Cómo integrar en una solución la eliminación de barreras entre las Irlandas propuesta por los Acuerdos de Paz del Viernes Santo con el acuerdo de salida del brexit? Ese es el reto de Theresa May, y no la tiene fácil.

Que Irlanda acceda a una frontera “dura” con Irlanda del Norte sería ir en contra de una paz y estabilidad, frágiles, pero paz, al fin y al cabo.

Que el Reino Unido vote un acuerdo que implique seguir bajo la tutela de la Unión Europea, así sea solo en el tema aduanero, es ir en contra del espíritu del brexit y en contra de lo que nos enseña la historia sobre el Reino Unido, que es un país insular y que vive en lo que queda del legado del espléndido aislamiento, como se llamó a su política exterior en el siglo XIX.

Lo dijo De Gaulle en 1963: “Inglaterra es insular, marítima, está ligada por su comercio, sus mercados… a los países más diversos y a menudo más distantes... Tiene en todos sus trabajos hábitos y tradiciones muy pronunciados, muy originales. En resumen, la naturaleza, la estructura, la tendencia económica que son propios de Inglaterra difieren profundamente de las de otros continentes”.

Esta insularidad se enfrenta a una salida abrupta de la Unión Europea el 29 de marzo si no encuentran una solución al tema irlandés.

María Teresa Aya Smitmans, profesora de relaciones internacionales.

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