Bucaramanga

Iván Mejía Álvarez
23 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.

Cuando los equipos entran en esa fase autodestructiva, en que nada sale bien, no hay confianza, llega el desespero y la crisis de resultados obliga a la dirigencia a plantarse el eterno dilema de sacar o no al técnico encargado, siempre hay quienes apoyan y quienes combaten el remedio.

En algunos casos la fórmula ha dado resultados. A nivel internacional, nada mas diciente que el relevo de Rafa Benitez en el Real Madrid para entregarle el equipo a Zinedine Zidane y bajo el mando del francés, los blancos ganaron tres Champions. En otros casos la fórmula no ha servido para nada y los equipos, en lugar de enmendar el derrotero, se han acabado de hundir.

En Colombia, el mejor ejemplo es la llegada de Flabio Torres al Atlético Bucaramanga tras el fracaso de Diego Cagna, al frente del elenco bucaro. Cuando Cagna se fue dejó un equipo enterrado, sin alma, sin vida, que caminaba la cancha, que carecía no solo de resultados sino de juego para conseguirlos. Con esos mismos jugadores, hoy el Bucaramanga pelea la punta del campeonato y ya está clasificado a las finales.

Algo tiene Flabio para lograr que sus equipos jueguen bien a la pelota. Algunas veces lo ayudan los resultados que conllevan confianza y seguridad en el procedimiento, en el método seleccionado, pero el tema pasa muchas veces por el tema mental, por la manera en que se alienta la mente del jugador, se le inculca confianza, se le inyecta esa fe para conseguir la motivación que en el deportista es un valor fundamental.

El Bucaramanga es un equipo bien conformado con jugadores sólidos en sus posiciones. Su defensa es fuerte, solvente y, conceptualmente, sin grandes despliegues técnicos pero con suficiencia en el arte de rechazar y cortar juegos. Se destaca el lateral derecho Gómez, quien tiene buena salida y proyección.

La pareja del Gavilán Gómez y Rovira luce muy bien por la fuerza del canalero y el fútbol de ese muchacho Rovira, que luce inspirado, juega, hace jugar y acompaña. Y de allí para adelante, Flabio cree en el mejor Sherman de los últimos años. En el talento de Pérez y el gol que le viene saliendo redondito a Rangel. Bucaramanga coqueteaba hace apenas dos meses con volver a la senda del descenso y hoy busca una copa internacional. De derrotado a aplaudido tan solo hay un Flabio de por medio.

La afición esta enloquecida y con razón. Esa es una magnifica plaza, una sufrida y maltratada hinchada y verla hoy gozando es un bálsamo y una demostración de que no hay mal que dure cien años ni Bucaramanga que lo aguante.

 

 

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