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El Caminante

Tendencias

Fernando Araújo Vélez
24 de octubre de 2020 - 10:46 p. m.

Como yo lo veo, mientras más hablemos de Congresos, de entidades públicas, Cortes, políticos, ministros y demás, más poder les damos, y más siguen haciendo lo que les parece, siempre en su beneficio, por supuesto, y más nos hacen creer que son necesarios y que el país se desmoronaría sin sus prominentes figuras y cargos, y sin sus “servicios a la patria”, y pese a todo, seguimos hablando de ellos, con ellos, y por ellos. Los volvemos “tendencia”, llevados por el morbo de querer saber de sus peleas, puro humo y pura actuación en realidad, y por la lejana y vengativa idea de verlos caer, sin darnos cuenta de que detrás de sus caídas están ellos mismos, u otros iguales o peores, que los reemplazarán para que cambien los nombres y en el fondo no cambie nada.

Porque ya que estamos con los nombres, en cambiar nombres de gente y de instituciones, y en cambiar una y mil veces la Constitución, y en volver letra lo que solo es letra se nos han ido estos doscientos años de “independencia”, y sin embargo, en esencia, nada ha cambiado. Seguimos matándonos porque sí y por que no y por si acaso. Seguimos viviendo los vivos de los menos vivos, y los unos de los otros, pero jamás, para los otros. Seguimos acomodándonos, poniéndonos trampas, mintiéndonos, dejándonos llevar por el espectáculo e inculcándoles a los que vienen las leyes del éxito, que en el fondo han sido las leyes de la gente de esta tierra enferma, para recordar a Machado, generación tras generación, y caiga quien tenga que caer.

Como yo lo veo, ese “éxito”, generalmente el éxito fácil del dinero fácil, del poder fácil, de los premios y el aplauso fáciles, de necesitar la aprobación del otro, y su reverso, la inseguridad, han sido el origen de esto que hemos llamado sociedad, y que es más bien la suma de montones de personas que viven salvándose como pueden, o como quieren. Ascienden en lo que creen que es ascender y obtienen el poder dentro de lo que les dijeron que era el poder. Y desde ahí se creen exitosos, porque miles de miles que creen lo mismo y quieren ser como ellos los aplauden y veneran, y obviamente, hablan de ellos, sueñan con hablarles para que parte de su “éxito” se les pegue, así jamás digan algo trascendente, y acaban hablando por ellos y volviéndolos “tendencia”.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

Arturo(22701)25 de octubre de 2020 - 05:09 p. m.
Cuando se está lejos de la política, la percepción de lo que vemos es dualista, buenos y malos, en ese mismo nivel de percepción llegamos a frustraciones causadas por buenos y malos. Recomendación final nihilista. Ni para el uno ni el otro. Quien gana? los compradores de votos manipuladores de la democracia. Recomendación ciudadana....oiga mire vea la diferencia no es igual uribe que petro cepeda
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