Camilo Torres Tenorio

Mauricio Rodríguez
25 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

Toda sociedad necesita líderes a quienes admirar —hombres y mujeres que sirvan de ejemplo por sus conductas, sus ideas y sus principios—. Esos modelos sirven de inspiración y de guía, y son particularmente valiosos en momentos de crisis.

Colombia tiene una historia llena de personajes que dejaron huellas muy positivas en múltiples ámbitos —la independencia, la cultura, la ciencia, la academia, el deporte, la política y el mundo empresarial—. Sin embargo, muchos colombianos ignoran o conocen tan solo un poco de sus legados. Porque la enseñanza de la historia en nuestro país es mediocre, y los medios de comunicación poco hacen por exaltar la memoria de nuestras grandes figuras.

Por estas razones destaco la iniciativa del director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultual de Bogotá, Mauricio Uribe, denominada Adopta un Monumento. Es un programa de la Alcaldía de Enrique Peñalosa que “tiene como objetivo vincular a las entidades públicas, privadas y personas naturales en la salvaguarda del patrimonio mueble de la ciudad, procurando un trabajo articulado entre la entidad y los adoptantes para su recuperación y sostenibilidad”.

En la capital hay aproximadamente 500 monumentos —homenajes a ilustres personalidades y obras de artistas consagrados—. Muchos se encuentran en mal estado y por eso es bienvenido este proyecto al que personas naturales y jurídicas podemos y debemos apoyar. Pero no solo para que el monumento se restaure y se conserve en buen estado, sino para recordarles a todos los ciudadanos por qué es importante, qué representa.

En mi caso, decidí adoptar la estatua del prócer Camilo Torres que se encuentra en la plazoleta del Colegio San Bartolomé ubicada en la esquina suroccidental de la carrera Séptima con calle 10, diagonal a la plaza de Bolívar. Dicha escultura es una reproducción de la obra del francés Charles Raoul Verlet para la ciudad natal del héroe, Popayán. Fue hecha por el peruano Gerardo Benítez y el pedestal se elaboró siguiendo los planos del arquitecto Manuel de Vengoechea —quien también diseñó la plazoleta. Fue inaugurada el 20 de julio de 1960.

José Camilo Clemente de Torres Tenorio nació en Popayán, Nuevo Reino de Granada, el 22 de noviembre de 1766 y murió fusilado –por su liderazgo en favor de la Independencia de Colombia— en Bogotá, por órdenes del español Pablo Morillo, el 5 de octubre de 1816.

Torres estudió Derecho y Filosofía en el Colegio Mayor del Rosario en Bogotá, escribió el famoso Memorial de agravios –una airada protesta contra la Junta Central española—, fue uno de los protagonistas de los históricos hechos del 20 de julio de 1810 y asumió la Presidencia de las Provincias Unidas de la Nueva Granada hasta siete meses antes de su ejecución.

El maestro Guillermo Valencia dijo lo siguiente de Camilo Torres ante su estatua en Popayán —al conmemorarse el primer centenario de su trágica muerte—: “… Fue sin duda Torres, en todo el continente americano, uno de los que mejor apreciaron la situación política de España, de los que supieron discernir, en toda su complejidad, el problema de la emancipación; de los que más cabalmente estimaron la realidad y con mayor eficacia aprovecharon el momento histórico; de los que, finalmente, con mayor claridad, audacia y rudeza, proclamaron y sostuvieron la separación absoluta de la Madre Patria…”.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar