Candidatos, los invito a Nariño

Claudia Morales
13 de abril de 2018 - 03:05 a. m.

Hay algo sobre Tumaco que no les había contado, y es que hace años, desde que empecé a ir y a escribir sobre el lugar, mucha gente cuando me oye hablar del municipio me pregunta: “¿Y eso dónde es que queda?”.

Tumaco queda en la costa Pacífica de Nariño y es tal vez el único municipio, de los 64 que tiene el departamento, que logra titulares casi siempre por hechos que se refieren a la guerra. Es también foco de interés porque hace un año el Gobierno Nacional lo volvió un laboratorio para la sustitución de cultivos de uso ilícito.

Ese programa está desfinanciado y las bacrim, disidencias de las Farc y el Eln siguen teniendo control de una parte importante de Tumaco, sus veredas y los municipios aledaños. Están intactos los negocios del narcotráfico y la minería ilegal, y las muertes suben las estadísticas diarias mientras los problemas sociales agobian al pueblo. De Roberto Payán, municipio vecino, esta semana fueron desplazadas 89 familias por los violentos y la región sufrió la voladura de tres torres de energía.

Sobre Tumaco podría hacerse una tesis para demostrar cómo su valor estratégico lo entendió la criminalidad y nunca el Estado, que además ha asumido ese territorio como una carga y no como una oportunidad. El lío es que las necesidades no se enmarcan únicamente en los tumaqueños, sino que también las tienen los habitantes de otros sectores del departamento.

Nariño tiene la belleza del mar oscuro que bordea la costa del Pacífico, las montañas y cañones de la región Andina, y los bosques húmedos de la vertiente amazónica. Los vuelos en los helicópteros de la fuerza pública, aterradores por los picos verdes y los cruces de vientos, dan una buena idea del privilegio de esa tierra. Pero hay sombras que oscurecen la hermosura y por eso el gobernador, Camilo Romero, dijo: “Nariño se va a quedar viendo la paz por televisión y va a seguir poniendo los muertos”.

Varias situaciones sustentan esa frase. Hay 1’750.000 habitantes y, de ellos, 50.000 familias viven del negocio de los cultivos ilícitos. En seis municipios están insatisfechas el 80% de las necesidades básicas: Francisco Pizarro, Mosquera, Olaya Herrera, La Tola, El Charco y Santa Bárbara de Iscuandé. La infraestructura vial es precaria y los problemas para atender la salud son de gravedad, a pesar de los esfuerzos apoyados por el Ministerio de Salud. Por eso y más, el gobernador Romero me contó que invitó tres veces al presidente Santos para que hiciera un consejo de ministros en su departamento, pero nunca tuvo respuesta.

Nariño tiene potencial y desde el manejo de sus recursos está dando ejemplo. Así lo confirmó Transparencia Internacional y es debido a herramientas como Gobierno Abierto, parecida a los cabildos (muy exitosos) de Antonio Navarro Wolff cuando fue gobernador, y a Ganacontrol.nariño.gov.co, web a través de la cual los ciudadanos monitorean cómo gastan cada peso.

Pasan cosas buenas en Nariño, pero necesita ayuda urgente. Por eso, me sumo al llamado que un grupo de jóvenes está haciendo en redes con #SOSTumaco, y les reitero la invitación (que ya llegó de manera formal a las campañas) a todos los candidatos para que este 26 de abril le digan sí al debate en Tumaco. Es crucial saber cómo pueden darle una mano efectiva al pueblo y al departamento. Tal vez así ya sea menos la gente que pregunte, ¿y dónde es que queda eso?

* Periodista.

@ClaMoralesM

 

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