Notas al vuelo

Carga de profundidad

Gonzalo Silva Rivas
14 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

La industria de la carga aérea viene repuntando positivamente desde la crisis financiera mundial de 2008. En lo corrido de la década traza una favorable etapa de rendimientos, aunque para este 2018 las proyecciones son cautelosamente optimistas, con perspectivas moderadas, en comparación con la expansión del 9% obtenida el año pasado. Las condiciones del mercado, según estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA en inglés), perfilan un crecimiento cercano al 4,5%, cifra que conserva su atractivo y mantiene a este sector jalonando el impulso de la industria aeroespacial.

Es este un negocio complejo, sensible, vulnerable en materia de seguridad, en el que los factores de competitividad juegan papel estratégico y que se mueve al ritmo de las variables internacionales, como las aceleraciones y desaceleraciones económicas, las medidas proteccionistas y los precios del petróleo.

A nivel regional, Colombia tiene buen desempeño en este campo. En los últimos tiempos no solo se afianza en las grandes ligas de América Latina, sino que se ubica en el top 20 del mundo en toneladas/kilómetro, gracias a la tendencia alcista de los mercados doméstico e internacional, que siguen los repuntes cíclicos globales dados a lo largo de los años recientes.

Uno de los principales protagonistas del despegue del sector es Eldorado, que hoy por hoy es el aeropuerto que más carga moviliza en Latinoamérica, después de varios años de dar la puja por el tercer lugar en la región. La transformación del aeródromo bogotano ha sido fundamental para mejorar su competitividad. Tiene una superficie superior a los 200.000 m² —equivalente a 25 canchas de fútbol profesional—; cuenta con tres terminales de carga, una para el manejo de productos locales y dos más para los internacionales, y dispone de 25 puestos de parqueo para cargue y descargue simultáneo de los aviones.

Es este un aeropuerto que integra redes de conectividad nacional e internacional y es estratégico para la importación y exportación de productos hacia ciudades de América y Europa, con apropiada logística de cadenas de frío para los productos perecederos y farmacéuticos. Flores, frutas, telas y electrodomésticos desfilan diariamente por sus instalaciones para ser transportados por el mundo a través de una veintena de aerolíneas, en su mayoría extranjeras.

Aunque Eldorado representa el 70% de la tajada global del mercado de carga, por los cielos del país prometen desenvolverse con cierto nivel de importancia dentro de este negocio otros terminales, como el José María Córdova de Medellín, que participa con el 12% de la torta; el Alfonso Bonilla Aragón de Cali, con el 4%, y el Ernesto Cortissoz de Barranquilla, que se lleva el 3%. En ellos se adelantan trabajos para mejorar sus condiciones de infraestructura y logística, con el fin de hacerlos más confortables y eficientes.

El José María Córdova, por ejemplo, está en vías de ampliación, con un avance del 76%, y será el primero en el país con una zona única de inspección de autoridades, como la DIAN, el ICA, el Invima y la Policía Antinarcóticos, un plus que agilizará de manera considerable los procesos logísticos de importaciones y exportaciones.

Los cuatro aeropuertos suman alrededor del 95% del total de la carga movilizada por vía aérea, pero su comportamiento de crecimiento es imitado por varios regionales que también incursionan con avances en la atención del mercado local. Según el Gobierno 16 pequeños terminales refundidos en la geografía nacional presentaron durante el primer semestre del año incrementos de doble dígito. Caucasia, en Antioquia; Mapiripán, en el Meta, y Yopal, en Casanare, llevaron la batuta y superaron sus índices históricos en el transporte de carga durante ese período.

La contribución del sector ha sido decisiva en la evolución y dinamización de la economía nacional, estimulando la demanda, impulsando el empleo y atrayendo la inversión. Un informe del Banco de Desarrollo de América Latina CAF revela que Colombia participa con el 16% de todas las inversiones en infraestructura aeroportuaria que se prevén para 2040 entre los países de la región. Desarrollará 32 de los 70 proyectos enfocados en la construcción de terminales y pistas paralelas.

Solo con aeropuertos autosuficientes, que faciliten la conectividad aérea y sean capaces de generar procesos logísticos eficientes y adaptables a las demandas de transportistas y consumidores, podrán ampliarse las cuotas de mercado para sacarle provecho a una industria sensible que se mueve en un mercado de vientos cruzados y en donde cualquier falla, por pequeña que sea, resulta una verdadera carga de profundidad para el comercio exterior.

 gsilvarivas@gmail.com

@Gsilvar5

 

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