Carta para Fajardo y De la Calle

Patricia Lara Salive
16 de marzo de 2018 - 06:45 a. m.

Queridos Humberto y Sergio:

Les advierto que nombro primero a Humberto por razones de edad y de orden alfabético, ¡no porque lo prefiera sobre Sergio! Les confieso que, en este caso, estoy como una quinceañera que no sabe por cuál pretendiente decidirse, porque los quiere a los dos: me gustan ambos: Sergio es más churro, pero Humberto conserva ese toque nadaísta de su juventud, que me encanta... En serio que votaría feliz por cualquiera de ustedes, y lo haría con la misma convicción, con idéntica alegría y con igual certeza de que, en sus manos, el país estaría bien manejado, progresaría, disminuiría su pobreza, mejoraría la educación de su gente, navegaría por un mar tranquilo y sus heridas, que se cuentan por millones, pronto se restañarían, porque ustedes se encargarían de cumplir, al pie de la letra, los Acuerdos de Paz, de promover la paz que falte por hacer y de permitir que las heridas sanen, a base de incluir a la Colombia excluida, en vez de dejarla a un lado, marginarla más, no darle oportunidades y, así, empujarla hacia la delincuencia.

Y no crean que yo soy la única que está en ese dilema. Como yo, hay millones de colombianos que no nos resignamos a que nos pongan a escoger entre un extremo u otro, entre la extrema derecha y la izquierda radical, entre un presidente que haría trizas los Acuerdos de Paz y que, para rematar, tendría dueño, como sería Iván Duque, quien por más querido, buenecito, buenmocito e inteligente que sea, no se le ve que tenga —como decimos en la Costa— el perrenque para pararle el macho a Uribe y para decirle: “Qué pena, senador Uribe, pero resulta que aquí el presidente soy yo”; o un presidente como sería Gustavo Petro, muy brillante pero muy conflictivo, quien carecería de gobernabilidad porque tendría a la inmensa mayoría del Congreso en su contra, ahondaría los resentimientos de clase y exacerbaría los conflictos hasta un punto imprevisible, cuando este país lo que necesita ahora, justamente, es que lo dirija alguien como ustedes, que lo tranquilice y lo lleve por mares en calma.

De modo que, mis queridos Humberto y Sergio, tengo que decirles que ustedes tienen hoy una responsabilidad enorme con este querido país al cual no le cabe un sufrimiento más, ni un muerto más, ni un desaparecido más, ni un insulto más.

Como dice el sabio profesor Antanas, para que ustedes lleguen a un acuerdo para armar una coalición, no es sino que se vayan a un parque los dos, y al primer niño que se encuentren le pregunten: “¿A quién preferiría usted como presidente?”; o tómense juntos un tinto; o acéptenme un almuercito, o ¡lo que sea! Pero no dejen que Colombia se hunda en el desastre…

Sólo de ustedes dos depende… Tal vez lo logren más fácilmente si hacen una inmersión en zen intensivo, en la que les enseñan a olvidarse del ego… Si les interesa, yo le puedo pedir el dato de la finca donde hacen inmersión zen a Carlos, mi amigo matemático. Es que el ego es nuestro peor enemigo. Y, la verdad, el ego es una bobada. Por lo menos lo es al lado del bien que le significaría a la paz de Colombia que uno de ustedes dos se retire de la campaña presidencial para apoyar al otro, y para hacerlo con todo el corazón y con todo el entusiasmo.

¡Adelante, Humberto y Sergio, el tiempo apremia! Reúnanse, conversen, lleguen a un acuerdo… Colombia así lo espera…

www.patricialarasalive.com, @patricialarasa

 

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