Las vacaciones permiten leer los libros que el trajín de los oficios va dejando relegados en la pila de obras pendientes. Hoy quiero hablarles de cinco textos espléndidos que pude abordar:
El primero, Cartas a Antonia, del inolvidable Alfredo Molano Bravo, un libro lleno de ternura y sabiduría que él empezó a escribir casi desde el nacimiento del amor de su vida, su nieta Antonia Rodríguez Molano, y terminó diez días antes de su propia muerte, ocurrida el 31 de octubre de 2019, cuando ella tenía 13 años. En esas cartas, el autor se retrata de cuerpo entero: Alfredo Molano fue no solo un gran sociólogo y cronista que quiso profundamente a su país, estudió a fondo su historia, lo recorrió a pie y a caballo, se compenetró con su gente y con su sufrimiento, conoció la guerra y siempre trabajó para detenerla. También fue un ser humano de una honestidad a toda prueba, una conmovedora ternura y una inmensa capacidad de amar quien, a propósito de su nieta, confesó: “Morirme sería como dejarla sola atravesando un río (…) Me sentí culpable por el daño de haberla querido tanto”.
El segundo libro, Otro fin del mundo es posible, escrito por Alejandro Gaviria, exministro de Salud y actual rector de la Universidad de los Andes, es un texto muy interesante. Aunque se refiere al pensamiento de un filósofo y escritor (británico) como es Aldous Huxley, es fácil de leer y mantiene un sentido del suspenso. Popularizar la obra de un intelectual importante y complejo, aterrizar su pensamiento en Colombia y mostrar el absurdo manejo que se le ha dado al problema del narcotráfico y de las drogas son los méritos principales de este libro.
El tercero es la biografía que la periodista Ana Cristina Restrepo escribió sobre el maestro Carlos Gaviria, que tituló El hereje, para la cual investigó durante cerca de seis años. Se trata de una semblanza rigurosa, que retrata todas las facetas del personaje: desde la del jurista, el magistrado, el intelectual, el académico y el político, hasta la del ser humano que sufrió el trauma del suicidio de su padre y la del bohemio coqueto, amante del tango y de la poesía. Como bien lo dice la autora en el primer párrafo, el libro “es la historia de un hereje en tierra de mojigatos”. ¡Y cómo habrán brincado los mojigatos con esta gran biografía del maestro!
El cuarto es Río Muerto, la última novela de ese gran escritor que es Ricardo Silva Romero, un libro indispensable donde se aborda el tema de la violencia sin fin que hemos vivido en este país. Una violencia de facetas extremas, como la muestra el autor de este texto cuyo protagonista, Salomón Palacios, un mudo buena persona, es asesinado porque sí, como asesinan a la mayoría de los muertos en esta tierra inverosímil donde, como dice Silva y como ocurre tantas veces, “los vecinos les hacen café a los asesinos”.
Y el quinto libro es El fin del océano Pacífico, la última novela de Tomás González, autor de La luz difícil, obra inigualable de este escritor perfeccionista y tímido, que cada vez nos sorprende con textos extraordinarios como este, donde retrata, en medio de la exuberancia y la belleza del Pacífico chocoano, a unos personajes complejos y aborda de manera profunda la proximidad de la muerte.
Son, pues, cinco libros. Vale la pena no dejar de leer.