Clientelismo impenitente

Augusto Trujillo Muñoz
19 de octubre de 2018 - 05:00 a. m.

Es increíble. Las normas progresistas de la Constitución del 91 se siguen desarrollando con leyes restrictivas. Casi siempre a la Corte Constitucional le resultan exequibles. Es una impostura que atenta contra los avances de la Carta Política: salvo la garantía de los derechos que puso la justicia al alcance del ciudadano común, las demás conquistas de la Constitución han tenido desarrollos restrictivos.

Me refiero a la autonomía territorial y a la participación ciudadana. Una y otra han sido vistas siempre con reserva por los poderes centrales, a pesar de que constituyen una auténtica expresión democrática. Ahora se les prepara un golpe de gracia, en virtud de un proyecto de ley inspirado, auspiciado y defendido por los políticos más autoritarios de Colombia.

En efecto, la propuesta supone unificar los calendarios electorales para que la elección de las autoridades territoriales se suceda en la misma fecha de la elección del Congreso Nacional. Semejante iniciativa es la expresión del más puro y duro clientelismo. Expresa una forma de politiquería tradicional que hace tanto daño, como cualquiera de las crecientes formas de corrupción que afectan a la sociedad colombiana.

En este caso, golpea directamente el voto de opinión y favorece las maquinarias partidistas que cada día se privatizan más, en cabeza de unas cúpulas políticas aceitadas con mermelada oficial y con dineros no oficiales, a veces, de dudosa procedencia. En otras palabras, atenta contra la participación ciudadana que debe ser transparente y libérrima. Pero también atenta contra la autonomía territorial, porque el peso específico de una elección nacional asfixia los intereses propios de una elección local.

El proyecto extiende en forma antidemocrática el período de los actuales mandatarios territoriales y, por la concepción jerarquizada y piramidal del poder que ofrece en su articulado, termina consintiendo abusos del poder central frente a los poderes locales y fortaleciendo el control de la nación sobre unos intereses territoriales autónomos.

La Red de Iniciativas para la Gobernabilidad, la Democracia y el Desarrollo Territorial (Rinde), el Foro Nacional por Colombia, la Misión de Observación Electoral (MOE), académicos, politólogos, especialistas en derecho constitucional, tratadistas en temas territoriales, profesores universitarios, en fin, se están pronunciando en contra de una de las propuestas más regresivas que se han presentado para modificar la Constitución, a lo largo de estos 28 años.

Además, el proyecto contribuye a la polarización que agobia al país. Si algo requieren con urgencia los colombianos es avanzar hacia la construcción de consensos. Desde una óptica republicana, nada más propicio que el ámbito local/regional para trabajar sobre acuerdos en torno a propósitos comunes. El escenario local supone gobiernos de proximidad que facilitan la expresión ciudadana y la deliberación para el consenso.

La democracia solo se puede construir con demócratas. Y estos saben que cualquier propuesta democrática debe convertir las relaciones de poder, desiguales de suyo, en unas relaciones de responsabilidad compartida. Nada más lejos de eso que el autoritario proyecto de marras, Es increíble.

* Exsenador, profesor universitario.

@inefable

 

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