Coherencia

Aura Lucía Mera
12 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

-Coherencia: Relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de algo, de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas.

-Calidad de la persona coherente o que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa.

-Congruencia: Ser congruente es ser fiel a uno mismo y mantener una relación lógica y coherente entre lo que sentimos, lo que decimos y lo que hacemos.

-Algo que en principio puede resultar tan obvio es a menudo nuestra principal fuente de conflictos internos.

-Es como ser el director de nuestra propia orquesta, logrando que todos los instrumentos tengan armonía.

-Que nuestros actos sean el reflejo de nuestros pensamientos y palabras. Sin autosabotaje ni autoengaño.

-Es la armonía entre nuestros pensamientos, emociones y conductas. Con autonomía e independencia.

En cinco días sabremos quién será el próximo mandatario de Colombia. Se acabará esta puja en la que se mezclan las mentiras con las abejas africanas, los arribismos de última hora, las noticias falsas, la puja por el puestico y todo el tsunami que ha levantado esta contienda, donde los punteros son los que más incertidumbre y rabia desatan. Cinco días y se acabará esta pesadilla, a lo mejor para iniciar otra que durará cuatro años.

Hablo de coherencia y congruencia porque se tildan a los que vamos a votar en blanco de indiferentes y de lavarnos las manos. Nada más alejado de la realidad. No nos vendemos en la subasta de última hora. Si fuimos siempre contrarios a las ideas de Uribe-Duque y de Petro, no tenemos ninguna justificación para subirnos a última hora al bus del miedo o del rencor, ni para ser marionetas de ninguno de los dos extremos.

Admiro la coherencia de Carlos Fernando Galán. Me le quito el sombrero, porque ha sabido ser fiel a sí mismo, a sus principios, a su ideología, como su padre, vilmente asesinado por eso mismo. Por ser congruente con su manera de pensar y no hacer concesiones con la corrupción ni las mafias. Entregó su vida por sus ideales. Un ejemplo y un sacrificio que sus seguidores han bastardeado de forma infame.

Admiro la coherencia del senador Robledo, quien es fiel a sus principios y no entrega su apoyo a su antiguo compañero de partido. No se traiciona.

Admiro la coherencia de Sergio Fajardo. Como los juncos que no se quiebran, por más fuerte que sea el vendaval.

Admiro a los miles que votarán en blanco porque quieren sentar una voz de protesta silenciosa pero contundente, que se opone a ambos contendores.

Qué diferencia con César Gaviria, con Claudia López, con Clara López, con Antanas Mockus. Qué decepción tan grande. Se voltearon a última hora, tal vez pensando en sus “futuros electorales y políticos”. Y me refiero a las López, porque Antanas, aunque voté por él para el Senado, está desempeñando el rol del profesor distraído que no fue capaz de mostrar carácter ni congruencia con Fajardo. A Gaviria ni lo meto en este costal. Ya la historia, si es que en Colombia se hace historia, le cobrará su deslealtad, su oportunismo y su cobardía.

Y si de incoherencias se trata, la Summa Cum Laude del Centro Democrático. Un revoltijo de personajes donde el común denominador es la soberbia de su caudillo y el oportunismo de sus áulicos, todos rodeando a un Duque sacado del sombrero del mago que convirtió la paloma de la Paz en un buitre o chulo carroñero, y por eso la quiere despedazar.

Petro, si no fuera tan impredecible y soberbio, el nuevo Moisés que jura ante una roca y le hace pistola por debajo, sería una opción refrescante. Personalmente, no confío en ninguno de los dos.

Faltan cinco días. Que Dios reparta un poco de sensatez, amor y cordura para los cuatro años que se nos vienen encima, como la represa desquebrajada. ¡El domingo en la tarde no hay vuelta atrás!

 

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