“Colombia”, de Jean-Michel Blanquer

Daniel Emilio Rojas Castro
23 de octubre de 2018 - 07:15 a. m.

“La estructura bipartidista actúa como una suerte de substituto del Estado, dos potencias que resultan de una impotencia”; “tras el bipartidismo aflora siempre una colección de poderes regionales que, desde la Independencia, representa el verdadero factor de estructuración política” de Colombia.

Ambas ideas, extraídas de Colombia, libro publicado por el actual ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, subrayan la importancia que debe atribuirse a los partidos y a las regiones en la formación de nuestro proyecto nacional. Jaime Jaramillo Uribe, German Colmenares, Frank Safford y Fabio Zambrano habían señalado esos rasgos de la personalidad histórica del país, pero no es desdeñable que se mencionen de nuevo en un libro sintético, bien argumentado, que nutre al lector no especializado y que ofrece reflexiones sugerentes al especialista.

La Corte Constitucional y la acción de tutela consagradas en la Constitución de 1991 fueron dos novedades que produjeron una jurisprudencia abundante y que tocaron muchos aspectos de la vida cotidiana de los colombianos. Las nuevas herramientas constitucionales, escribe Blanquer, pusieron al justiciable en “situación de estratega del derecho, dándole la posibilidad de escoger las vías y los medios más apropiados para alcanzar un objetivo”. Esa posición ascendente del titular de derechos creó cierta inestabilidad jurídica y choques entre las jurisdicciones, pero también “condujo a mayores garantías democráticas, a una mejor adaptación a las transformaciones sociales y al ejercicio de una ciudadanía más activa”. En el contexto actual de la reforma a la justicia, se trata de un análisis esclarecedor.

Además de los temas jurídicos (Blanquer es especialista en derecho público y constitucional), los comentarios sobre la integración de Colombia con el Asia-Pacífico también merecen atención, pues se trata de un frente esencial para el país en las próximas décadas. Colombia firmó un tratado de libre comercio con Corea del Sur cuya vigencia inició en el 2016. Además de pretender conquistar une mercado de 53 millones de consumidores, ese tratado espera transformar a la península coreana en el punto de difusión de las exportaciones colombianas hacia el resto de Asia. Blanquer escribe que más de la mitad de las exportaciones hacia Corea no son bienes primarios, sino productos con valor agregado, lo que permite ver las relaciones comerciales entre Colombia y ese país con bastante optimismo. Se trata, pues, de una relación bien diferente de la que hemos establecido con China, nuestro segundo socio comercial, basada en la exportación colombiana de productos primarios, y que hay que seguir con atención.

Blanquer compara a Colombia con un jaguar, inspirándose quizá en la metáfora de “los tigres asiáticos”, y dice en las últimas páginas del libro que la “agilidad y adaptabilidad” del felino le “permiten reinar en su territorio de caza e incluso más allá”. Conclusión optimista, sin lugar a dudas, que contrasta con el discurso tradicional que se ha tenido sobre nuestro país en el resto del mundo en los últimos 40 años, y que yo interpreto más como una invitación a asumir el desafío de construir una potencia regional que como un diagnóstico realista de Colombia y de los colombianos.

Como lo hizo el manual de David Bushnell Colombia, una nación a pesar de sí misma, el libro de Blanquer es una invitación a adentrarse en la historia y la política colombianas, escrito por alguien que quiere al país y que ofrece una mirada exterior sin resentimientos ni exaltaciones. Por eso recomiendo su lectura.

Jean Michel Blanquer, La Colombie, Paris, Presses Universitaires de France/Humensis, 2017, 127 pp. 

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