Colombia panamericana

Antonio Casale
12 de agosto de 2019 - 11:00 a. m.

La delegación colombiana superó lo hecho en los Panamericanos de Toronto de hace cuatro años, aunque se vio superada por Cuba y Argentina, a las que había superado en aquellas justas.

Los cubanos en Toronto estaban en pleno cambio generacional y la madurez de su proceso se notó en Lima; después de todo, los isleños tienen un sistema de trabajo que ha dado frutos desde hace mucho tiempo. Digamos que volvieron a su lugar natural. Argentina, que ha sufrido drásticos recortes en el presupuesto del deporte en los últimos dos años, se vio beneficiada por la no participación de los mejores exponentes de Brasil, Estados Unidos y Canadá en deportes en los que hubiera podido tener más resistencia, como fútbol masculino, baloncesto masculino y natación. En esos deportes las grandes potencias del área prefirieron enviar a sus mejores armas a campeonatos del mundo o preolímpicos.

Pero el análisis correcto es medirnos con nosotros mismos para evaluar el progreso. En ese sentido hay que registrar que durante el siglo XX los nuestros nunca lograron más de siete oros, esa fue la cifra obtenida en Winnipeg 99. En Santo Domingo 2003 se consiguieron once, en Río de Janeiro 2007 fueron catorce, en Guadalajara 24 y en Toronto 27. Ahora llegamos a 28 preseas doradas conseguidas, algunas esperadas y otras no tanto.

Hay que registrar el progreso en atletismo, en el que Anthony Zambrano en los 400 metros y el relevo de 4 x 400 nos entregaron dos oros que tienen un sabor especial. Llama la atención que las pesas y el ciclismo de pista presentaron un retroceso con respecto a Toronto, lo cual preocupa altamente de cara a Tokio 2020, porque esos son dos deportes en los que tenemos esperanzas olímpicas. Hay que revisar si es algo coyuntural o hay oportunidades de mejora en los procesos. El tenis tampoco cumplió con el presupuesto, a pesar de contar con el apoyo decidido de la empresa privada en cabeza de Colsanitas.

Pero la nota más dulce la marcaron las jugadoras de fútbol y voleibol. Las primeras quedaron campeonas y las segundas jugaron la final. Los deportes de conjunto nunca nos han venido bien. Lo de jugar en equipo, tanto en el deporte como en la vida, nunca ha sido propiamente una fortaleza nacional. Si bien estamos lejos de repetir estos logros a escala olímpica, el camino se está construyendo seriamente. Ellas son un gran ejemplo para la sociedad.

Colombia confirmó su progreso deportivo en estos Juegos Panamericanos. La gente se ve cada vez más interesada en deportes distintos al fútbol y las instalaciones deportivas se ven cada vez más pobladas por una juventud que necesita más deporte y menos balas.

 

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