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Volvió

Hernán Peláez Restrepo
20 de junio de 2020 - 03:42 p. m.

Vistas las jornadas europeas, se puede colegir que el fútbol seguirá nutriendo con sus acciones y detalles la pasión de los hinchas y el oficio de los comunicadores. Se habla del campeón de la Bundesliga, de los goles de Benzema, del jaleo armado siempre alrededor de James, de los 700 goles de Messi, de la expulsión de David Luiz en Inglaterra, de poder ver a Santiago Arias jugando noventa minutos con el Atlético, de las tapadas de David Ospina, de los abrazos y la exaltación de sus compañeros por un título, de las celebraciones exageradas de los seguidores napolitanos, de los cobros acertados y malos desde el punto penal para castigar a Juventus… hasta errores en la aplicación de la tecnología con el VAR y la “chicharra” para determinar si el balón entró o no al arco. En fin, detalles son los que sobraron para ir alimentando las ganas de ver a nuestros equipos en acción.

Al igual que en la columna anterior, creo que ya está cerca la posibilidad de conseguir la anhelada foto de los 36 presidentes de equipos halando la cuerda para el mismo lado, pero antes, algunas inquietudes.

Supe que el uso de la bicicleta estática —dotación de algunos equipos para los jugadores— mejora la resistencia y ayuda a la desintoxicación del cuerpo si el futbolista ha tenido carga exagerada de trabajo. Habitualmente un jugador tiene cuatro semanas de vacaciones, seis semanas de pretemporada y estaría casi listo para reiniciar la competencia, cuando en las primeras jornadas no tendrá el ritmo requerido y habitual de juego. Por eso, si la semana entrante los equipos van ya al campo de juego, habrá semanas suficientes para poner a punto física y psicológicamente a los futbolistas y poder jugar la primera fecha en agosto.

Mientras Millonarios celebra sus 74 años de vida, interesante recordarle a sus actuales dirigentes la necesidad de armar, con un esfuerzo económico enorme, un plantel digno de la historia del equipo azul. No es fácil, aunque sí es exigencia del mismo fútbol colombiano.

Como escribió Eduardo Galeano: “La ciudad como cárcel: quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo”. Ya los jugadores están saturados, como todos, del confinamiento y a regañadientes han aceptado que están que se juegan, y todos pendientes de volver al juego con todas sus peripecias: el fútbol sin público, demostrado por lo visto en la pantalla europea, no evita que los jugadores vivan con las mismas ganas de jugar, gozar y lamentar.

 

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