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Columna posmoderna

Santiago Gamboa
23 de enero de 2021 - 03:00 a. m.

Todo escritor debe tener una especie de hombrecillo en miniatura o gnomo sentado en su hombro que va leyendo lo que escribe y le dice con voz irritante: “Eso no”, “eso está mal escrito”, “eso no se entiende”, “reescríbelo mejor”. El gnomo debe funcionar como un crítico privado, pues en mi generación no hubo verdaderos críticos —a diferencia de la anterior que tuvo a Cobo Borda o a Valencia Goelkel— y por eso cada uno debe inventar el propio. Como el hombrecillo no descansa, también hace sus desabridos comentarios en las columnas de opinión. Y fue así que esta semana mi gnomo crítico dijo que no a la mayoría de temas que le propuse: “No escribas sobre Biden”, opinó al ver que empezaba a escribir el siguiente párrafo:

“Ahora que el uribismo fue derrotado en Estados Unidos y que a Trump no le quedó otro remedio que atrincherarse en su discreta cabañita del Ubérrimo-a-Lago, crece en mí la preocupación por el futuro de nuestro país, tan acostumbrado desde tiempos inmemoriales a su papel de satélite sumiso de Washington. Sabido es que nuestras élites caen transidas de emoción ante la posibilidad de un fin de semana en Miami. ¿Quiere decir esto que la tendencia Biden acabará por instalarse entre nosotros? ¿Seguirá Bogotá el ejemplo castrochavista del nuevo gobierno demócrata de invertir en educación pública y elevar en un 100 % el salario mínimo? De ser así, Duque acabaría gobernando con el programa de la Colombia Humana 2018, lo que plantearía, como mínimo, un problema de derechos de autor, más un inconveniente menor y es que sus electores se sentirían un poco defraudados”.

Así comencé mi columna, entusiasmado, hasta que el hombrecillo, algo molesto, me dijo: “No, no me convence el tono…”. Pensé entonces que podría ser un poco más sarcástico subrayando la derrota del uribismo colombiano al equivocarse de gallo y meter las patas de un modo tan notorio, pero el hombrecillo arremetió: “Eso ya no vale, lo saben todos… Y al fin y al cabo, la victoria de Biden es una buena noticia”. Desesperado se me ocurrió otra idea: aumentar la dosis de humor y traer a colación a Pachito Santos, que siempre hace reír, pero mi hombrecillo volvió a mover la cabeza: “No, ya lo mencionaste en la columna pasada, es un recurso muy trillado”. Por el mismo motivo del recurso trillado fui descartando a los representantes más folclóricos del trumpismo chibchombiano: la Cabal, José Obdulio, Palomita… ¿Y entonces qué voy a hacer?, ¿de qué voy a escribir? Mi hombrecillo, impertérrito, se acomodó mejor en mi hombro y dijo: “Ese es tu problema, para eso te pagan”.

Urdí entonces un plan: imaginé que un senador republicano, tras una visita clandestina al Ubérrimo-a-Lago, regresaba al Congreso con un video en el que se ve a Biden, en chanclas y bermudas, conversando en La Habana con Gustavo Petro. La escena parece ser en un hospital donde le acaban de hacer a Petro unos exámenes. Biden está a su lado. De pronto, en el video, se abre la puerta y se ve entrar a una mujer con una especie de turbante, ¿es Piedad Córdoba? Saluda de beso a Biden… En este punto el gnomo se bajó de mi hombro enfurecido y me gritó: “¿Cómo se te ocurre eso? Los uribistas no van a entender el sarcasmo”. Al ver que se alejaba le dije: “No importa, los uribistas no me leen”.

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LUIS(12498)24 de enero de 2021 - 12:27 a. m.
Este tipo está enfermo, y solo puede medio armar una historia, pero estando Álvaro Uribe de por medio, de lo contrario, nada. Por ende, es un pobre columnista mentalmente castrado para opinar sobre asuntos verdaderamente importantes para la sociedad. Boludo y medio!
Tomas(10675)23 de enero de 2021 - 11:47 p. m.
Sin Uribe este mediocre escritor se queda, a su vez, sin neuronas para opinar.
abcdat(39500)23 de enero de 2021 - 08:54 p. m.
Ah, sí, el sarcasmo, ese gran refugio de hipócritas. También un recurso muy frecuentado por poetastros pseudointelectuales para ocultar, por ejemplo, su ignorancia política. De eso se ve mucho por aquí. El analfabetismo político de estos sarcásticos presumidos ha llegado a tal paroxismo que celebran la llegada al poder de una momia del establecimiento, y le dan la bienvenida al "cambio". ¡PLOP!
  • Jaime(64690)23 de enero de 2021 - 09:36 p. m.
    El sarcasmo es una muestra de inteligencia. El insulto, que es lo suyo, eso es para mentes más simples.
  • abcdat(39500)23 de enero de 2021 - 10:28 p. m.
    Acudir al sarcasmo para insultar, como hace la horda petrista, ¿también es de inteligentes? Son precisamente los idiotas los que han desgastado este magnífico recurso. Ahora cualquier juntaletras malqueriente de Uribe y fan algún amnistiado con alias, puede hacerse el inteligente. Un encefalograma plano parece ser requisito para matricularse en cierta corriente política; ¿o no, Mr. mente superior?
Octavio(20279)23 de enero de 2021 - 05:52 p. m.
Señor Gamboa: bien, honesto, recursivo, gracioso, agradable. Creo que salió tan buena como tantas de sus columnas. Gracias. Ahh, tiene razón; los uribistas no lo leen. Solo se leen entre ellos, por aquello del dogma, la secta.
Bernardo(31155)23 de enero de 2021 - 05:40 p. m.
No fue el uribismo estúpido. Fue el FASCISMO.
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