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Las raíces históricas de la prosperidad

Adolfo Meisel Roca
28 de septiembre de 2012 - 11:00 p. m.

El mapa económico de Colombia muestra que la prosperidad y la pobreza se distribuyen muy desigualmente a lo largo del país.

Lo que salta a la vista es un patrón de centro-periferia donde las dos costas, así como la Amazonia, la Orinoquia y Norte de Santander tienen índices de pobreza más elevados que la región central del país.

¿Cuál es la explicación de ese mapa desigual de la prosperidad y la pobreza? La literatura económica ha tenido unos aportes en el campo del crecimiento económico en el largo plazo que son pertinentes para esta discusión. En particular, la corriente académica de la nueva economía institucional, inspirada por Douglas North, ha planteado que son las instituciones las que explican el desarrollo económico. Las instituciones se entienden en esa literatura como las reglas de juego que orientan la actividad económica. Por ejemplo, los economistas Stanley Engerman y Kenneth Sokoloff sostienen que la razón por la cual las antiguas colonias de Norteamérica (Canadá, Nueva Inglaterra) tienen en la actualidad altos niveles de prosperidad es por que allí se asentaron familias colonizadoras que repartieron las oportunidades de manera equitativa. En contraste, en las islas caribeñas los colonizadores ingleses introdujeron esclavos, creando desigualdades. ¿Por qué los mismos colonizadores ingleses introdujeron instituciones tan diferentes en Jamaica y en Nueva Inglaterra? Lo que argumentan Engerman y Sokoloff es que las condiciones geoclimáticas llevaron a que el tipo de cultivos de Nueva Inglaterra no presentara economías de escala y, por lo tanto, no hubo incentivos para importar esclavos. Por su parte, en Jamaica el tipo de cultivos que se podían explotar sí presentaban grandes economías de escala.

En el caso colombiano, la distribución regional de la pobreza y la prosperidad presenta un patrón cuyos orígenes históricos son evidentes. Esto lo vemos en los casos extremos de Santander y el Chocó; el primero es el departamento con mayor Producto Interno Bruto y el segundo está clasificado como el más pobre, si se compara con los departamentos existentes antes de 1991. Las instituciones que estos dos departamentos tenían a fines del siglo XVIII nos revelan las raíces de su actual diferencia económica. Hacia 1800, en lo que hoy es Santander no se había arraigado la gran hacienda, había pocos resguardos y esclavos, además, la mayoría de la población vivía de la pequeña agricultura en condiciones de relativa igualdad social, mientras que en el Chocó la mayoría de la mano de obra estaba compuesta de las cuadrillas de esclavos que trabajaban en la minería del oro y de una población indígena dispersa y cuyos dueños vivían en Popayán o en Cali.

La pregunta: ¿están condenadas las regiones que tuvieron malas instituciones en el pasado? La ventaja que tienen las regiones rezagadas es que al existir libre movilidad de la mano de obra al interior del país, si por alguna razón no logran despegar, siempre está abierto el recurso de la emigración. Sin embargo, para poder beneficiarse de la migración la gente necesita capital humano. Por esa razón, la política de desarrollo regional en Colombia debe ser la inversión en el capital humano de la periferia.

 

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