Nadie espera ni nadie quiere que las catástrofes naturales sean una forma de enseñanza y de prevención. Las lluvias son un fenómeno natural, impredecible y que no hay manera de prevenirlo, pero lo que sí se puede hacer es prevenir con planeación y control que las orillas de los ríos se pueblen generalmente con invasiones que no cumplen con los 15 metros mínimos de ronda. A esto se le suman la falta de infraestructura física, obras ilegales para secar humedales y en muchos casos la falta de educación en cuanto a basuras y desechos de materiales de construcción. Lo ideal entonces es reubicar las viviendas y los pobladores a las orillas de los ríos y proteger esas zonas para así mitigar los riesgos y evitar catástrofes y la muerte de cientos de colombianos como fue el caso de Mocoa. Por cuenta de la lluvia, dos ríos se desbordaron y produjeron una avalancha. El problema no es solo de Mocoa: según la Universidad Nacional, otros 385 municipios de Colombia están en riesgo y es necesario tomar medidas.
Y es que además del cumplimiento de las normas es necesario revisar los usos del suelo en las orillas que efectivamente son per se una causa de desastres: la explotación de materiales de construcción, la minería, la construcción de vías y la ganadería. Leía las palabras del director de Corpoamazonia, quien refiriéndose a este tema decía: “Cuando quitamos la cobertura vegetal, la tierra, que está compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y con el agua de lluvia se causan estragos”.
Y no estoy señalando ni juzgando, pero sí es necesario un mayor control en las poblaciones ribereñas que ayude a reducir los impactos de los desastres naturales y los riesgos para la gente.
Es claro que la atención ha sido rápida y eficiente, pero la prevención deja todavía mucho que desear. Nos solidarizamos como colombianos y todos quisiéramos apoyar, pero muchas veces no es claro dónde, ni cómo, y debería haber una campaña informativa de cómo hacerlo, pues muchos se aprovechan para captar dineros. Hay gente que quiere hacer aportes en especie o aportes profesionales, pero no saben cómo hacerlo.
Se podrían hacer campañas permanentes para no solo aquellas víctimas de los desastres naturales, sino de otros desastres causados por la violencia de nuestro país.
Esperamos correctivos y que la responsabilidad de salvar vidas y evitar catástrofes sea de todas las personas que teniendo un cargo o que desarrollan una actividad legal o ilegal sean conscientes de lo que puedan provocar.
Que esta enseñanza sea importante y que aprendamos a prevenir y no aprendamos con el dolor y el sufrimiento de otros.
Nadie espera ni nadie quiere que las catástrofes naturales sean una forma de enseñanza y de prevención. Las lluvias son un fenómeno natural, impredecible y que no hay manera de prevenirlo, pero lo que sí se puede hacer es prevenir con planeación y control que las orillas de los ríos se pueblen generalmente con invasiones que no cumplen con los 15 metros mínimos de ronda. A esto se le suman la falta de infraestructura física, obras ilegales para secar humedales y en muchos casos la falta de educación en cuanto a basuras y desechos de materiales de construcción. Lo ideal entonces es reubicar las viviendas y los pobladores a las orillas de los ríos y proteger esas zonas para así mitigar los riesgos y evitar catástrofes y la muerte de cientos de colombianos como fue el caso de Mocoa. Por cuenta de la lluvia, dos ríos se desbordaron y produjeron una avalancha. El problema no es solo de Mocoa: según la Universidad Nacional, otros 385 municipios de Colombia están en riesgo y es necesario tomar medidas.
Y es que además del cumplimiento de las normas es necesario revisar los usos del suelo en las orillas que efectivamente son per se una causa de desastres: la explotación de materiales de construcción, la minería, la construcción de vías y la ganadería. Leía las palabras del director de Corpoamazonia, quien refiriéndose a este tema decía: “Cuando quitamos la cobertura vegetal, la tierra, que está compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y con el agua de lluvia se causan estragos”.
Y no estoy señalando ni juzgando, pero sí es necesario un mayor control en las poblaciones ribereñas que ayude a reducir los impactos de los desastres naturales y los riesgos para la gente.
Es claro que la atención ha sido rápida y eficiente, pero la prevención deja todavía mucho que desear. Nos solidarizamos como colombianos y todos quisiéramos apoyar, pero muchas veces no es claro dónde, ni cómo, y debería haber una campaña informativa de cómo hacerlo, pues muchos se aprovechan para captar dineros. Hay gente que quiere hacer aportes en especie o aportes profesionales, pero no saben cómo hacerlo.
Se podrían hacer campañas permanentes para no solo aquellas víctimas de los desastres naturales, sino de otros desastres causados por la violencia de nuestro país.
Esperamos correctivos y que la responsabilidad de salvar vidas y evitar catástrofes sea de todas las personas que teniendo un cargo o que desarrollan una actividad legal o ilegal sean conscientes de lo que puedan provocar.
Que esta enseñanza sea importante y que aprendamos a prevenir y no aprendamos con el dolor y el sufrimiento de otros.