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¿Quiénes somos?

Andrés Marocco
17 de abril de 2024 - 02:00 a. m.
Yésica Muñoz (izq.) y Gabriela Rodríguez son figuras en la selección femenina de Colombia, que lucha por el título en el Sudamericano femenino sub-20 de Ecuador.
Yésica Muñoz (izq.) y Gabriela Rodríguez son figuras en la selección femenina de Colombia, que lucha por el título en el Sudamericano femenino sub-20 de Ecuador.
Foto: Conmebol

El fútbol colombiano está viviendo una etapa particular. En la selección de mayores, las menores, las selecciones femeninas y los clubes de ambos géneros.

Empecemos con lo más destacable que, sin duda, son las representaciones femeninas. No entraré en detalles para no extenderme, pero nos hemos convertido en la segunda potencia sudamericana femenina, detrás de Brasil y por momentos muy cerca. Se hacen buenas representaciones en los mundiales y en los torneos regionales, incluyendo clubes, y se garantiza la renovación. Por mejorar, el torneo doméstico, que ya es más extenso, pero no logra el año completo en acción. Solo con la resonancia de la frecuencia se pueden conseguir más niñas interesadas desde temprana edad en el deporte, crear torneos infantiles especializados, sin tener que mezclarlas con los niños, y proyectar un futuro más sólido. Ya tenemos un experto como el profesor Carlos Paniagua, que ha demostrado su capacidad detrás de las sub-17 y sub-20. Siendo el mismo deporte, no se puede analizar de la misma manera que el masculino.

Hay un bache curioso en las últimas sub-17 de caballeros, que no logran volver a los mundiales, pero con la sub-20 se ha conseguido cierta continuidad de asistencia. Dolió bastante la reciente actuación de la sub-23 en el Preolímpico en Venezuela, una de las más malas de nuestra historia, pero la de mayores de Néstor Lorenzo ha levantado el pobre nivel del proceso Catar 2022. No se tiene un juego brillante, pero sí efectivo, con resultados que lo avalan y con la impresión de evolución constante.

El lunar de llevar al dermatólogo sigue siendo la participación continental de clubes profesionales. Su nutriente, que es la liga local, no es confiable y tal parece, según indica la evidencia, que no es un buen campo de entrenamiento para lograr resultados afuera.

Lo que estamos viendo en Libertadores y Sudamericana en fases de grupos con los cuatro equipos que están participando aún no es confiable, se siguen viendo los mismos altibajos de los últimos años. La altura, el rival, las nóminas cortas, cualquier motivo similar es excusa para el bajo éxito.

Entonces, ¿quiénes somos en realidad?, ¿en dónde nos ubicamos en el contexto regional y mundial?

No se resuelve la pregunta afirmando que somos 12 en el ranking de la FIFA, que somos el tercer país exportador de jugadores de esta parte del planeta o que en mujeres hemos ganado respeto. Tampoco podemos quedarnos con nuestras últimas decepciones desde el 2016 en las copas mencionadas. Somos todo eso y más, seguramente. Un escudo que ha ayudado a mejorar nuestra imagen convulsionada de violencia, que sigue sufriendo en la estructura y cuya división de poder lo complica. Unificar criterios de base y dedicar los esfuerzos, como lo dijo hace poco Ramón Jesurún, en conseguir regularidad en la disputa y consecución de títulos es menester. No somos tan buenos ni tan malos definitivamente.

Andrés Marocco

Por Andrés Marocco

Periodista javeriano. Radioactiva, 88.9, 40 Principales, Caracol Radio. Dementes Deportivas, Telepolémica, Pelotas. Hoy en ESPN. Bumangués, del leopardo.

 

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