Publicidad

Mística y clubes-Estados

Antonio Casale
23 de mayo de 2022 - 01:50 a. m.

Alfredo Di Stéfano ya era uno de los mejores futbolistas del mundo cuando vistió la camiseta de Millonarios. Una gira por Europa sirvió para que los grandes equipos del planeta lo quisieran tener con ellos.

Fue así como terminó jugando en el Real Madrid, en donde escribió páginas gloriosas con el equipo blanco: cinco copas de Europa —hoy llamada Champions League—, ocho ligas de España, una Intercontinental y una Copa del Rey se consiguieron gracias a su liderazgo y sus 308 goles en 396 partidos.

Cristiano Ronaldo ya era uno de los mejores futbolistas del globo cuando dejó al Manchester United, en donde ya había ganado una Champions y tres Premier League, pero su paso por el Real Madrid (con sus 450 goles en 438 partidos jugados para liderar la obtención de cuatro Champions League y dos títulos de liga entre otros tantos) fue más importante a escala global que los que ha logrado en Inglaterra e Italia, incluso habiendo jugado en dos históricos a escala mundial como el United y la Juventus. Es más, la Euro conquistada con su país en 2016 pasa a un segundo plano fuera de las fronteras del país luso.

Frank Lampard, Didier Drogba, John Terry, Peter Cech, Kai Havertz, Gianfranco Zola o Ngolo Kanté pueden ser los futbolistas más importantes de la historia de Chelsea, el único club-Estado (financiados por empresas que son propiedad de un país autoritario y manejados por magnates que invierten fortunas inimaginables) que ha ganado la Champions. Pero ellos no caben en una comparación seria en términos de relevancia al lado de Di Stéfano o Cristiano Ronaldo.

Chelsea, Manchester City y el PSG jamás tendrán la mística que el selecto grupo de clubes como el Real Madrid, Bayern Munich, la Juventus o el mismo Barcelona han construido a lo largo de los años, aunque también lo hayan hecho entre luces y sombras, como todas las instituciones. Al fin y al cabo, las conforman seres humanos expuestos permanentemente al error.

El fútbol es un igualador social por excelencia. En ese sentido, ha logrado lo que ninguna tendencia política ha podido. Eso es lo más hermoso de este deporte. Por eso estos clubes-Estados son tan antipáticos que hacen ver como víctimas a los otrora galácticos.

Hay hombres que logran hacer que sus empresas brillen, pero hay unas pocas empresas que les dan un brillo especial a sus hombres, una de ellas es el Madrid. Mbappé sacrificó sus sueños de infancia para hacer lo primero. Está en su derecho.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar