La guerra contra el aborto

De revertirse Roe vs. Wade se anticipa que alrededor de la mitad de los estados del país del norte entrarían a prohibir el aborto.

Opinión

Foto: El Espectador

Durante las últimas décadas el reconocimiento del aborto como derecho reproductivo de las mujeres ha crecido a nivel global. Además de los 67 países en los que está despenalizado completamente, en la mayoría se permite en algunas circunstancias, siendo prohibido del todo solo en unos 16. No obstante, en Estados Unidos se viene librando una guerra contra su acceso seguro luego de haber sido pionero de este. Además de un centenar de leyes adoptadas recientemente por diversas legislaturas estatales que restringen dicho derecho, hace una semana fueron presentados ante la Corte Suprema los argumentos orales del polémico caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization en el que el estado de Mississippi está solicitando que se avale la constitucionalidad de la ley restrictiva vigente ahí y que se revoque la decisión Roe vs. Wade de 1973.

En su intervención, la magistrada Sonia Sotomayor advirtió que la mayoría conservadora está acariciando un reordenamiento catastrófico de los derechos reproductivos, condenó dicha eventualidad como un acto ideologizado que traicionaría la jurisprudencia existente de la Corte y su legitimidad institucional, y anticipó que la reversión de Roe vs. Wade allanaría el camino para la revocatoria de otros derechos constitucionales como a los anticonceptivos y el matrimonio igualitario.

Haciendo eco del impacto negativo que tendría semejante fallo en la salud y el bienestar socioeconómico de mujeres, hombres trans y personas no binarias, cientos de representantes de la comunidad científica han venido aportando evidencias empíricas que constatan el vínculo estrecho que existe entre estos y el acceso al aborto seguro, confirmando su rol como componente integral de la salud reproductiva. En términos generales, lo que indican los estudios es que dejar en manos de estas poblaciones la autonomía de decidir cuándo, cómo y bajo qué circunstancias procrear tiene efectos causales sobre sus trayectorias educativas y familiares, sus niveles de ingreso y participación en la fuerza laboral, sus condiciones de salud y el contexto de la crianza de sus hijos. Así mismo, en aquellos casos en los que el aborto es ilegal o restringido, y existen obstáculos para la adquisición de pastillas abortivas, las complicaciones provocadas por abortos clandestinos representan un porcentaje significativo de muertes maternas, uno de los focos de atención de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

De revertirse Roe vs. Wade se anticipa que alrededor de la mitad de los estados del país del norte entrarían a prohibir el aborto, en cuyo caso acceder a ello en condiciones seguras requeriría viajar hasta donde sigue siendo legal u obtener medicamentos de forma clandestina, alternativas a las que grupos poblacionales vulnerables difícilmente tendrán acceso. Así, como otras “guerras” realizadas en contra de supuestos males morales como las drogas, la que se observa contra el aborto no afecta a todas las personas por igual. Por más que desconoce y busca reprimir mediante el prohibicionismo, el derecho de toda persona de decidir sobre la procreación y el cuidado del cuerpo propio, la afectación de mujeres de menores recursos, jóvenes, minorías étnicas y raciales, y personas LGBT o con discapacidad es mayor, con lo cual también se trata de una guerra que va ahondando fuentes ya existentes de discriminación y opresión. Las lecciones para países como Colombia en donde el debate está candente, no son menores.

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