El PIB y la infraestructura

Armando Montenegro
25 de febrero de 2017 - 04:34 a. m.

Según el Dane, la economía creció en los últimos meses de 2016 a una tasa del 1,6 %, la más baja, después de la del tercer trimestre de ese año, en los últimos 29 trimestres. Y en lo corrido de este año, infortunadamente, siguen presentándose algunas señales que sugieren que está ocurriendo una mayor desaceleración de la actividad productiva. Fedesarrollo reportó que la confianza del consumidor tuvo en enero su peor registro desde 2001; la demanda de energía registró en dicho mes una caída del 3,5 %; la cartera bancaria mostró un crecimiento del 7 % anual, apenas unos pocos puntos por encima de la tasa de inflación; la cartera comercial viene exhibiendo aumentos menguantes, con un escaso 2,7 % anual en enero; y la cartera vencida de consumo presenta una tasa de crecimiento ascendente que alcanzó el 13,4 % en enero.

Ante este panorama, cualquier analista juicioso puede concluir que para lograr la tasa de crecimiento que espera el gobierno este año, del 2,5 %, o la que pronostican muchos analistas, del 2 %, es necesario tomar medidas para, primero, frenar la tendencia a la desaceleración y, luego, impulsar la producción, la inversión y el consumo.

Varios observadores han señalado que fue por esta razón que el gobierno puso en marcha el programa Colombia Repunta con sus numerosos componentes dirigidos a asegurar que se adelante aceleradamente una serie de obras de infraestructura y se apliquen varios estímulos a la actividad económica. Las autoridades sostienen que, si se alcanzan todos sus objetivos, este plan podría lograr un impulso del PIB del orden del 1,3 % en este año.

Por otra parte, el gobierno, encabezado por el propio presidente de la República, ha puesto de presente que la reactivación económica de este año también requiere de la oportuna baja de las tasas de interés, una medida cuya cuota inicial se dio el viernes pasado en la junta del Emisor.

En los últimos días, sin embargo, han aparecido algunos nubarrones que podrían dificultar el cumplimiento de las metas de crecimiento económico. Se trata de los problemas que enfrentan las entidades de crédito para seguir financiando el ambicioso programa de construcción de carreteras, 4G, y otras obras de infraestructura a cargo de importantes firmas de ingeniería vinculadas o potencialmente vinculadas a las sonadas investigaciones sobre corrupción. A raíz de estas circunstancias se han manifestado una serie de riesgos que, si no se mitigan en forma adecuada y oportuna, impedirán que se produzcan los necesarios desembolsos de recursos a los programas en marcha.

Sobra anotar que la desaceleración del programa 4G puede tener un impacto importante sobre el crecimiento en este año, dado que se esperaba que el sector de obras civiles, por sí solo, sin considerar sus efectos multiplicadores sobre el resto de la economía, aportara cerca de medio punto al crecimiento del PIB (la cuarta parte de todo el crecimiento previsto para este año).

Es necesario que, muy pronto, las autoridades, las entidades de crédito y los gremios involucrados encuentren mecanismos idóneos para mitigar los riesgos que se están presentando con el objeto de permitir que puedan continuar la financiación y la construcción de las obras de infraestructura del programa bandera de este gobierno. De otra forma podría frustrarse parte de la modesta recuperación de la economía de este año.

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