Publicidad

Historias de dos países

Armando Montenegro
10 de abril de 2016 - 02:00 a. m.

Colombia y Ecuador son dos países que se beneficiaron de los altos precios del petróleo durante más de diez años.

Por ello, hasta finales de 2014 elevaron el gasto público, disfrutaron de alto crecimiento económico y mejoraron sus indicadores sociales.

Las diferencias comenzaron cuando se acabó la bonanza. En Colombia, la variable de ajuste, por excelencia, fue la tasa de cambio. La devaluación de casi el 80% produjo una corrección de los precios relativos orientada a importar menos y exportar más (algo que, por fin, ya se comienza a observar en las últimas cifras). En cambio, Ecuador está dolarizado y no puede devaluar. El único camino para importar menos es la contracción del gasto y el racionamiento administrado de las compras en el exterior. Para exportar más, Ecuador debe elevar la productividad y reducir sus costos internos, algo difícil de lograr en el corto y mediano plazo.

El caso de Ecuador es semejante al de los países del sur de Europa después de la crisis de 2008, cuando padecieron una enorme salida de capitales. Atrapados en el euro, no pudieron devaluar y se vieron forzados a realizar un doloroso ajuste interno que todavía no ha terminado. Al igual que el gobierno de España o el de Grecia, el gobierno de Correa, aunque nominalmente de izquierda, se ha visto forzado a tomar varias medidas ortodoxas para salvar su economía. Ha limitado el alza del salario mínimo, recortado gastos del Gobierno y ya está impulsando una reforma tributaria.

El presidente Correa tomó la determinación de mantener la dolarización, a pesar de que necesitaba devaluar y tenía todo el poder en sus manos para cambiar la moneda de su país, una opción que no tuvieron los gobiernos del sur de Europa, comprometidos políticamente con el euro. De esta decisión se derivará la trayectoria de la economía ecuatoriana en los próximos años.

Los resultados en materia de actividad económica han sido los esperados: un agudo estancamiento en Ecuador y un crecimiento relativamente aceptable en Colombia (del orden del 3% del PIB en 2015 y algo menos en 2016).

En ambos países, la caída del precio del petróleo recortó los recursos de sus gobiernos y elevó sus desequilibrios fiscales. Sin ajustes tributarios profundos, ninguna de las dos naciones podrá recuperar una senda de crecimiento sostenido.

Hay dos diferencias adicionales. En Colombia la inflación se disparó (ya llegó al 8% anual), en buena parte por el impacto de la devaluación y los problemas en la oferta de alimentos. En cambio, en Ecuador, esta vez gracias a la dolarización, la inflación se mantiene por debajo del 3% anual, con cierta tendencia a disminuir (por la caída de la demanda interna).

La otra diferencia se refiere al déficit externo. En Colombia, con bajo riesgo país y grandes flujos de capital, el déficit en cuenta corriente es excesivo: supera el 6% del PIB. En Ecuador, en cambio, este déficit no excede el 3% del PIB. Este país tiene restringido el crédito externo, a raíz de su historia de moratorias y mal manejo macroeconómico, y padece de una escasez creciente de reservas internacionales (por eso ha tenido que implantar fuertes restricciones al comercio exterior).

Gracias a su manejo cambiario flexible, Colombia crecerá más y sufrirá menos costos sociales que Ecuador en estos años. Es muy costoso renunciar a la soberanía monetaria.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar