Publicidad

¡Gracias!

Aura Lucía Mera
06 de septiembre de 2016 - 02:00 a. m.

Quiero agradecer al expresidente Belisario Betancur, quien, contra viento y marea, desafiando esa tenebrosa cúpula militar que heredó del gobierno Turbay Ayala, se la jugó por la paz. De frente.

Escandalizando a los curuchupas de la época, que se rasgaban las vestiduras por la impunidad que se apoderaría de Colombia con la amnistía de “esos delincuentes, asesinos, sedientos de sangre del M-19”. Si no hubiera sido víctima de un golpe de Estado camuflado de los militares de esa misma cúpula, que lo tenían entre ojos y venían de ejecutar a diestra y siniestra el famoso “estatuto de seguridad”, que se atrevieron a allanar la casa taller de la escultora Feliza Bursztyn y el apartamento del poeta Luis Vidales, revolcando todo y atropellando a todo aquel que pensaba en forma diferente, y provocaron la masacre del Palacio de Justicia, paralizando así todo el proceso de paz, a lo mejor nuestra historia hubiera sido otra y se habría evitado que los ríos de sangre siguieran inundando el país.

Quiero agradecer al expresidente Andrés Pastrana, que se la jugó a fondo para lograr acuerdos y el cese el fuego entre las Farc y el Estado, para lograr una paz duradera y evitar también que esos ríos rojos siguieran su curso. También hubo rasgamiento de vestiduras, gritos al cielo y opositores tenaces. Desgraciadamente no se pudo detener el conflicto y el Caguán se convirtió en símbolo de impunidad y territorio estigmatizado. Pastrana tuvo los cojones de denunciar la elección de Ernesto Samper Pizano por haber recibido en su campaña dineros de narcotraficantes reconocidos. Samper se lavó las manos con jabón Pilatos, el elefante se entró a su rancho sin ser visto, y todo quedó en la más absoluta impunidad. El establishment político le dio la espalda al presidente Pastrana y su gestión quedó en el olvido, sin ningún reconocimiento.

Quiero agradecer al actual presidente, Juan Manuel Santos, por haber sido capaz de jugarse todo su capital político para lograr el acuerdo de paz, que no hubiera sido posible sin el trabajo de sus antecesores Betancur y Pastrana, y que le ha tocado lidiar con la herencia más sangrienta de Colombia: los ocho años de paramilitarismo, los falsos positivos alcahueteados y promocionados desde el mismo Estado.

Si nos pudiéramos saltar esos ocho años, ya hubiéramos logrado la paz. No hubieran existido paramilitares, ni parapolíticos, ni yidispolítica, ni cohechos en la impunidad, ni falsos positivos, ni chuzadas, ni ministros fugados y encarcelados, ni goles a la Constitución, ni amenazas de “golpes en la cara, marica”, ni 12 Apóstoles, ni Castaños... que se tradujeron en masacres, desplazamientos, violaciones, desapariciones. Los ocho años más negros de nuestra historia.

No los podemos borrar. Lo que sí podemos impedir es que el No a los acuerdos de La Habana triunfe sobre el Sí y continuemos en esos odios psicópatas donde, como he repetido muchas veces, son los campesinos quienes ponen los muertos.

Votaré Sí. Colombia tiene que parar de matarse y todas las ideologías tienen que caber en un país democrático. Gracias de nuevo, presidentes Betancur y Pastrana, y felicitaciones, presidente Juan Manuel Santos.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar