Estoy ocultando algo

Beatriz Vanegas Athías
30 de octubre de 2018 - 05:00 a. m.

Señor presidente Duque: si algo tengo en estos momentos con respecto a usted es la certeza de que nunca ha leído ni leerá a la escritora de origen ucraniano, pero brasilera por vivencia, Clarice Lispector. Como esta certeza es bien cierta, voy a decirle, a informarle, que ella en su infinita sabiduría dijo: “No estoy escribiendo muy bien. Es porque estoy ocultando algo”. Me gustaría usar esta cita de la escritora Clarice para comentar un libro grande, tan grande que no cumpla con la conclusión que da la escritora, este libro podría ser, por ejemplo, Somos luces abismales de Carolina Sanín o Ver lo que veo de Roberto Burgos Cantor.

Pero usaré la cita para demostrar cómo está usted ocultando mucho y por eso nada está haciendo bien. Para empezar, he de decirle que su elección obedece a la necesidad de ocultar los cientos de exabruptos culturales, económicos y sociales gestados por su jefe político, el hoy senador Álvaro Uribe Vélez; usted lo dijo en campaña y lo está cumpliendo en su mandato: “Metería las manos al fuego por la honorabilidad del Dr. Uribe”, el asunto es que hay un alto porcentaje de riesgo de que sus manos se conviertan en muñones.

Hay que ocultarlo todo porque para eso llega a la Presidencia respaldado por toda la caterva de liberales vergonzantes y conservadores acomodados que le temen a la JEP y a que se les trastoque el statu quo de la corrupción que los sostiene, los mismos que necesitan que no decaiga el negocio del narcotráfico y por eso minimizan el problema del consumo convirtiéndolo en un asunto punitivo que persigue al consumidor inerme, mientras el mafioso lava sus ganancias en paraísos fiscales y empresas inmobiliarias que proliferan en la ciudad que menos una se imagina. ¿Sabe qué significa el verbo lavar en este contexto, señor presidente Duque? Quitar la sangre y el dolor a ese dinero que ha permitido la elección de muchos senadores que, a su vez, lo ayudaron a usted a que hoy fuera el político con la carrera más meteórica hacia la Presidencia. El ilustre desconocido. Pero no lo llamo ilustre porque el adjetivo ilustre provenga del latín illustris: claro, iluminado, brillante, intensamente bañado de luz, manifiesto, visible, muy notable; tampoco, porque no puede estar bañado en luz quien retoma para la solución de problemas los errores cometidos en el pasado como autorizar el glifosato altamente dañino para los campesinos que lo reciben directamente, mientras el negocio a gran escala sube y sube para sostener la guerra que se anuncia cuando nos enteramos de que el presupuesto para ésta es superior al de educación y cultura.

Debe estar ocultando mucho, señor presidente, porque casi todo lo está haciendo mal. El jefe de su partido político, el que todos sabemos, dio en días pasados una avanzada infame al dirigirse a la Corte Constitucional y respaldar la posibilidad “de establecer límites temporales a la práctica del aborto de acuerdo al tiempo de gestación”. Pretende el senador, respaldado por la también senadora Paola Holguín, que se desconozcan los avances en materia de aborto considerado como un problema de salud pública y de autonomía femenina. Y usted no se pronunció al respecto, como tampoco lo ha hecho por los cientos de líderes sociales y seguidores de la campaña  de la Colombia Humana. En tanto su política exterior es vergonzante, aunque previsible: respaldar una posible intervención en Venezuela por parte de Estados Unidos es coherente con el irrespeto gestado en su campaña hacia los vecinos venezolanos a quienes utilizaron para amedrentar a un electorado que lo eligió por el temor infundado de que Colombia se convirtiera en Venezuela. Esta columnista no olvida la vil campaña de vallas y en redes sociales infundiendo ese temor.

Debe estar ocultando mucho, señor presidente, porque casi todo lo está haciendo mal. Desde las patéticas réplicas de los antiguos Consejos Comunitarios hoy llamados Talleres Sociales en donde se repite la historia de líderes que le piden protección porque pueden anochecer pero quizás no amanecer, hasta la decisión de anclar a Ecopetrol a un mercado volátil que atenta contra la vida misma: el fracking, sobre el que tantas veces dijo no en campaña.

Debe estar ocultando mucho, señor presidente, porque ahora que no sólo gobierna para quienes lo eligieron, casi todo le está saliendo mal, aunque le cuente un cuento diferente al papa Francisco.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar