Estos cinco años transcurridos desde la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc (26 de septiembre de 2015), considerado un acto histórico y trascendental para la vida del país, por cuanto se declaraba la finalización de un larguísimo conflicto para dar inicio a una nueva era, significaba también crear condiciones para que la sociedad colombiana se centrara en todos aquellos aspectos que gobierno tras gobierno olvidaban por cuenta de la violencia, pero que además se pensaba que dábamos comienzo a una etapa de hermandad paulatina entre víctimas y reinsertados, han sido vilmente desperdiciados y toda la responsabilidad recae sobre el frágil talante de estadista del presidente Iván Duque, de sus incompetentes asesores, del equipo de ministros y de la negra sombra de su partido, el CD. Qué barbaridad si no se dan cuenta del daño que le han hecho al país.
Es verdad que se nos dijo que no iba a ser fácil y quizá se presentarían sectores rebeldes que no aceptarían los acuerdos. Pero estos años del gobierno Duque han sido particularmente nefastos para el proceso de paz que requiere el país. Se trataba de tomar una oportunidad para dar un viraje en el manejo de los destinos del país. Ya no teníamos que pensar en guerra, el pensamiento debía centrarse absolutamente en implementar y perfeccionar paso a paso la implementación. Hoy el presidente y su séquito tendrían que haber salido a festejar los avances, los logros y los objetivos con datos reales, cifras creíbles y continuar el allanamiento del camino para que el próximo gobierno continúe la tarea. A cambio de eso hemos visto cómo su tal “paz con legalidad” se tradujo en ataques deliberados a estudiantes, jóvenes sin empleo, líderes y lideresas, y sobre todo a los reinsertados para hasta volverlo picadillo. Las cifras que registra el DANE, en cuanto al retroceso socioeconómico, cultural y moral, constituyen la prueba de que sus propósitos de hacer trizas a Colombia se han cumplido. Que se cuide el doctor Oviedo por mostrar la realidad colombiana sin maquillaje. Duque busca “neutralidad”.
Pero el corrompido del Tapia recibe contratos a granel y como él muchísimos otros “Tapias” que merodean por los diferentes ministerios. Ojo al PAE (Programa de Alimentación Escolar). ¿No fue la exministra de las TIC quien estuvo también en el ICBF? No sería nada raro que el dañado del Tapia esté tras esas jugosas asignaciones presupuestales y robarles el pan de cada día a los niños de este país. Y pensar que hay Tapias regados por toda Colombia. Que les den trato de violadores a esos tipos que se roban un hueco y regresan por el hoyo.
Ana María Córdoba Barahona. Pasto.
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