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Sí hay incertidumbre, los niños la sienten

Cartas de los lectores
01 de febrero de 2023 - 05:00 a. m.

Ayer se me acercó un niño a pedirme que le regalara una moneda para comprar algo de comer. Entiendo que en este país no es este evento razón para escribir una carta al editor de un periódico, salvo que las circunstancias son manifestación de lo que Patricia Lara califica de “Incertidumbre”, en su columna de El Espectador titulada así y publicada el 27 de enero de 2023. Explico: yo vivo en un pueblo paupérrimo de la costa caucana del Pacífico. Un pueblo en donde, como ocurre en la mayoría de los pueblos de la periferia colombiana, la informalidad laboral (se salvan de ella únicamente los trabajadores públicos) es tan universal como la pobreza y la ausencia de servicios básicos (acueducto, alcantarillado, calles transitables...). ¿Qué tiene esto que ver con un niño mendigo y por qué la conexión con la columna de la periodista? Que cuando le pregunté al niño —quien llevaba puesto su uniforme escolar— por qué no había almorzado, me respondió que el comedor escolar no había comenzado a operar este nuevo año. Esta respuesta es clara indicación del desorden administrativo que sigue imperando en Colombia y de la continua falta de interés en la infancia, la niñez y la juventud. Entiendo que no es posible remediar doscientos años de abandono en seis meses, pero no es admisible que transcurrida la octava parte del mandato del presidente del cambio y enfrentando una inflación aterradora —agravada en esta región por los elevadísimos costos del transporte y el ya proverbial abandono estatal— los niños sigan aguantando hambre porque el Plan de Alimentación Escolar no funciona en comunidades donde no existe el trabajo formal para los padres de familia.

¿Y por qué la incertidumbre? Porque seis meses sí es mucho tiempo sin decidir el camino para empezar a resolver los problemas tan serios que nos aquejan. Y por el horror que produce pensar que si la gente de la calle no empieza a sentir el cambio por el que votamos el año pasado al establecimiento político tradicional no le será difícil retomar el control del futuro de Colombia. Futuro que muy probablemente será mucho más amargo que el pasado que creímos haber empezado a dejar atrás.

Ricardo Gómez Fontana. Guapi, Cauca.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

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