Durante 15 años, el coronel veterano de la Guerra de los Mil Días se presentó todos los viernes en la oficina de correos con la esperanza de recibir alguna confirmación sobre su pensión, con el dilema constante de saber si la salida de sus afugias era la venta de su gallo de pelea. Como es sabido, en la obra El Coronel no tiene quién le escriba, de Gabriel García Márquez, la pensión nunca llegó. En otras ocasiones, puede que la ayuda llegue, pero ya sea demasiado tarde, como ocurrió en el caso de los sobrevivientes del Titanic. Lo cierto es que las decisiones de intervención no solo son importantes por lo que se está decidiendo, sino por el momento en que se toman.
La anterior reflexión cobra gran relevancia en la actualidad del mercado de las comunicaciones en Colombia, en donde existe gran expectativa sobre las posibles medidas regulatorias que pueden imponerse por parte de la Comisión de Regulación de Comunicaciones –CRC– al operador Claro en su calidad de operador con posición de dominio en el mercado de “Servicios Móviles”, que no es otra cosa que la combinación entre la telefonía móvil y los datos móviles, es decir, los servicios que se prestan a través de nuestros celulares.
Si bien dentro de un mercado en competencia ser el más grande no es en sí mismo un asunto de preocupación, en ciertos sectores con características especiales como los son el de las comunicaciones o los servicios públicos, las autoridades regulatorias tienen la facultad de intervenir para evitar que la dominancia se acerque a una situación de monopolio en donde las consecuencias para los usuarios o consumidores sean nocivas e irreversibles. Así, por ejemplo, la oferta de servicios se puede ver limitada y los precios cobrados por estos cada vez más altos ante la inexistencia o debilitamiento de los competidores.
Esto ya ocurrió en 2012, cuando la CRC intervino el mercado de voz móvil (en esa época el mercado de datos era incipiente) y le impuso de manera acertada diversas medidas regulatorias a Claro como dominante. Para algunos, dicha intervención no tuvo ningún efecto; sin embargo, se trata de una postura ligera si se tiene en cuenta que lo más seguro es que el mercado estaría mucho más concentrado de lo que está hoy, y es que de acuerdo con el reciente Estudio de Revisión del Mercado de “Servicios Móviles” publicado por la CRC en agosto, en materia de ingresos en dicho mercado, Claro ha tenido una participación constante en los últimos años superior al 60 %, llegando a 71 % en 2021.
El tema no ha sido desconocido para la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC–, que no solamente sancionó en 2013 a Claro por abuso de posición dominante, sino que recientemente decidió abrir una nueva investigación por presuntas conductas anticompetitivas dirigidas a obstruir a sus competidores en el mercado. Asimismo, la entidad de competencia recomendó al MinTIC una medida diferencial para Claro en el proceso de Subasta de 5G, la cual fue aceptada y disminuirá, por lo menos en una pequeña parte, los riesgos que se afrontan con la oportunidad para el dominante de ampliar el nivel de concentración al acceder a mayor cantidad y calidad de espectro.
Desde la definición del mercado de “Servicios Móviles” en 2017, pasaron casi cuatro años para corroborar la existencia de dominancia por parte de Claro y, a partir de allí, han pasado más de dos años en espera de una intervención por parte del regulador que permita encontrar soluciones a las fallas de mercado ya identificadas.
La CRC cuenta con las facultades, los estudios y conocimientos técnicos para diseñar reglas idóneas y suficientes, entre las cuales están la prohibición de exclusividades y de empaquetamiento de servicios por parte del dominante. Se trata de una ventana regulatoria única que probablemente no vuelva a abrirse sino hasta dentro de otros 10 años y que, si no se usa o se usa de manera limitada, puede generar efectos irreversibles en el mercado.
No hay duda de las buenas intenciones de la CRC. Sin embargo, creemos que es fundamental pasar del diagnóstico a la intervención oportuna para no terminar como el coronel en la obra de García Márquez, sin recibir respuesta o, peor aún, con una respuesta insuficiente.
* Excomisionado de la Comisión de Regulación de las Comunicaciones.