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La economía en estancamiento

Eduardo Sarmiento
24 de julio de 2022 - 05:00 a. m.

En varias ocasiones mostré que las economías de América Latina estaban entrando al estado de economías de oferta. La producción evoluciona por debajo de la demanda que ocasiona todo tipo de desajustes destructivos.

La característica dominante de estas economías son cuantiosos déficits fiscales y de balanza de pagos y faltantes monetarios que impiden su funcionamiento normal. En los últimos días se observa nerviosismo e improvisación en los altos funcionarios de los países de América Latina. El ministro de Hacienda de Argentina renunció porque el gobierno no le dio acceso a las reservas internacionales para ampliar la financiación en moneda extranjera a los importadores. En Chile se adoptó una intervención del tipo de cambio para detener el disparo de la tasa de devaluación. En Colombia las tasas de interés se elevaron y dieron lugar a una fuerte devaluación del tipo de cambio que las neutraliza.

Los tres países adolecen de una fuerte reducción del ahorro que se manifiesta en estancamiento e inflación. Si a esto se agrega la fuerte limitación para obtener recursos foráneos para cubrir los desbalances externos, se intuye que entraron en coro a operar como economías de oferta con desbalance interno del ahorro y la inversión, y cuantiosos déficits en cuenta corriente.

Lea: Alza de la tasa de interés, devaluación e inflación

En cierta forma se confirma la incapacidad del modelo de libre mercado y de los instrumentos de las economías de demanda para normalizar las economías. Las tres economías descritas se encuentran en estado de economías de oferta. La manifestación más clara está en los cuantiosos déficits fiscales, los déficits en cuenta corriente y la estrechez monetaria, que se traducen en caídas notables de ahorro y mantienen la producción por debajo de la demanda.

La verdad es que el modelo de libre mercado, que viene de atrás y se profundizó en los últimos años, se precipitó en crisis. La economía colombiana se encuentra en un estado de economía de oferta. En razón del bajo ahorro, la producción agregada es menor que demanda agregada y propicia toda clase de ajustes destructivos.

En el discurso al Congreso del 20 de julio, el presidente Duque no profundizó sobre el estado general de la economía. No advirtió que el país enfrenta los mayores déficits fiscales, comerciales y monetarios del medio siglo y una tasa de ahorro que es la mitad de la tendencia histórica. La producción crece menos que la demanda, y por ese camino termina en estancamiento e inflación.

En las economías de demanda, como lo dice su nombre, el balance interno entre el ahorro y la inversión se consigue con la política fiscal y la política monetaria de tasa de interés. Las cosas cambian radicalmente en condiciones de economía de oferta. Las políticas monetarias y fiscales convencionales se tornan inoperantes.

En fin, en términos concretos, la economía colombiana enfrenta una severa reducción del ahorro que no se puede superar con las fórmulas convencionales de mercado. La producción opera por debajo de la demanda y termina en estancamiento con inflación. Mientras persistan esas condiciones, el país no estará en capacidad de avanzar en la modernización ni en la mejoría de la distribución del ingreso. En mayo de 2022 se advirtió una fuerte caída en el consumo de energía y la demanda agregada.

La solución es un modelo que eleve el ahorro y sostenga el salario mediante la reorientación de la concepción monetaria y el cambio de la composición comercial y sectorial. En la práctica significa aumentar el crédito y el dinero por encima de la demanda, y limitar las importaciones y reducir el déficit en cuenta corriente.

 

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