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Rabo de paja

Dos gardenias para mí

Esteban Carlos Mejía
17 de diciembre de 2022 - 05:30 a. m.

Son inteligentes. Talentosas. Brillan con luz propia. Tienen pasión y método. Jóvenes. Indómitas. Valientes. Estudiosas. Bonitas. Y sexis. ¿Qué más se puede pedir en esta vida, ah, bendito sea Dios? Se llaman Catherine Juvinao Clavijo y María Fernanda Carrascal Rojas, y sus nombres de batalla son Cathy Juvinao y Mafe Carrascal. Dos gardenias para mí, si no hay problema.

Antes de llegar a la Cámara de Representantes, Juvinao creó y dirigió la veeduría ciudadana Trabajen, Vagos, cuya misión era escaldarles el trasero político a una tracamanada de parlamentarios ausentistas y correr el velo de las hediondeces académicas de algunos avivatos, cuyos nombres es mejor echar al olvido. Una batalla a su medida.

Porque Juvinao no se deja joder la vida de nadie, ni de Ape Cuello ni de Gustavo Bolívar. (Acá una impertinencia: ¿sabían que “ape” en inglés significa “mico”? Entonces Ape Cuello Baute quiere decir Mico Cuello Baute, ni más ni menos). Ella sigue sus convicciones al pie de la letra, directa, categórica, sin ambages, con coraje y persuasión. ¡Fuerza y fe!

Me encanta cuando le vuelan el bloque: sin darse cuenta se le sale su acento vallenato y revolea en cuadro: no queda títere con cabeza en la errática oposición inteligente de Uribe, cuyo vocero más visible es Miguel Polo Polo, infortunado clon del exsenador Jonatan Tamayo, alias Manguito. Y Juvinao no sólo acusa o denuncia: también legisla sobre temas contemporáneos como el acceso al agua, la eutanasia o el cannabis.

Mafe maneja su coraje con solvencia, honradez y confianza. Salió electa por el Pacto Histórico, lo cual no la ha inhabilitado para tomar distancia de los capataces de ese “sancocho nacional” cuando arrinconan su destino de cambio y se engarzan en grescas o zambras por cuestiones burocráticas y afanes protagónicos. Sus labores legislativas interesan e impactan a los jóvenes colombianos, tan elogiados en los discursos de las mascoticas del Centro Democrático y tan maltratados en la vida ordinaria por los falsos positivos, la violencia del ESMAD o la desigualdad social, que no mata, según la delirante estulticia de Polo Manguito.

Ahora Mafe está embarcada en sacar adelante varios proyectos de ley sobre el trabajo doméstico, los cigarrillos electrónicos y la prohibición de prácticas taurinas. Es una polemista implacable: desmenuza sin anestesia los argumentos de los opositores, evidencia sus errores de perspectiva y los recrimina con justeza. Su carita de niña linda le ayuda en esa faena. Porque no pasa sesión plenaria o de comisiones sin que los autodenominados opositores inteligentes caigan en las redes de su elocuencia.

Ambas manejan las redes sociales con agudeza, como debe ser aquí y ahora. Son un par de tesas, retesas, dos gardenias en el estercolero del Congreso. ¡Larga vida!

Rabito: “Hace unos años se dio el caso de un anacrónico genealogista que se dedicó a rastrear los antecedentes familiares del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez para demostrar que descendía de faraones egipcios (mejor dicho, que era afrodescendiente) y que su estirpe incluía a reyes de Inglaterra y España, así como a grandes conquistadores. Si el zalamero que dedicó su tiempo a este despropósito nos parece ridículo, mucho más nos deberían parecer los historiadores profesionales que han actuado de modo similar”. Nicolás Pernett. Presidentes sin pedestal. Una historia cínica de los gobernantes de Colombia. Ediciones B, noviembre de 2022.

@EstebanCarlosM

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