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No en vano en la última encuesta de Invamer Gallup la impopularidad de Petro ascendió al 66 %. Me imagino que esos ciudadanos son los mismos que dicen “fuera Petro”, a quienes él tilda de asesinos y fascistas. El descontento es enorme porque el gobierno, objetivamente hablando, no es malo; es pésimo.
La ineptitud de casi todos los altos funcionarios del gobierno, empezando por la del presidente Petro, se ve a diario. Escasez de gasolina para aviones, pago de nómina tres veces, mentiras sobre el eventual racionamiento de gas, la ejecución de los presupuestos y las mentiras del presidente son el pan diario de cada día. Petro es un inepto y eso ya lo había demostrado con creces cuando fue, tal vez, el peor alcalde de Bogotá después de Samuel Moreno. No es sino acordarse lo que hizo con las basuras, que es lo que pretende hacer hoy con los pasaportes de los colombianos. La improvisación, la rabia contra el sector privado y la estupidez es una mezcla letal que está afectando a los colombianos. Conviene acá recordar a la segunda inepta de la nación, es decir, a la vicepresidenta Francia Márquez. La ejecución del presupuesto del Ministerio de la Igualdad, que es de 1,5 billones de pesos, apenas alcanza el 1 % en lo que va corrido de este año. La señora Márquez ha demostrado ser tan incompetente como arrogante.
Petro, con tal de haber ganado las elecciones, se llenó de bribones durante la campaña. Lo grave no fue eso, sino que los llevó al gobierno a que robaran, como el caso de Olmedo López, que en su propio dicho no sólo se dedicó a robar sino a comprar congresistas siguiendo instrucciones desde la misma Casa de Nariño, según él le ha relatado a la justicia. Entonces este gobierno sale a decir que en los gobiernos pasados se robaron 12 billones de pesos en el Departamento Nacional de Planeación, y tiene que salir la Contraloría a desmentirlos porque las investigaciones hasta ahora muestran hallazgos fiscales por 2,5 billones. Y, bueno, el que haya robado en cualquier gobierno y cualquier monto de plata se tiene que ir para la cárcel sin excepción alguna.
Es tal la torpeza de este gobierno que salen los altos funcionarios a desmentirse entre sí, tal como lo vimos esta semana con la crisis de la gasolina para aviones. Una cosa dijo Ecopetrol, otra dijo la Aeronáutica, distinto fue el argumento del ministro de Minas y, por supuesto, las mentiras de Petro en sus redes sociales.
A Colombia le quedan dos años de esta horrible noche y nos toca aguantar porque así funcionan los sistemas democráticos. Pero ojalá los políticos aprendan de esta horripilante elección y no hagan pendejadas en las elecciones del 2026. La oposición tiene que ser más inteligente y coherente de lo que ha demostrado hasta ahora. De lo contrario, el país corre el riesgo de caer en manos de otro inepto, aunque hoy lo veo bastante difícil con la impopularidad de Petro. Estos 24 meses nos van a parecer eternos, sin duda alguna, pero “no hay mal que…”.