Urgente: Necesitamos más psiquiatras

Felipe Zuleta Lleras
08 de marzo de 2020 - 05:00 a. m.

El país, por cuenta de las redes sociales, entró en un estado esquizofrénico bastante peligroso. Desconozco los términos y los diagnósticos médicos relacionados con la salud mental. Pero no hay que ser un experto para percibir que muchos colombianos padecen una gravísima enfermedad mental que los ha llevado a perder contacto con la realidad y a tener alucinaciones mediáticas. No sé cuál enfermedad, pero no es sino entrar a Twitter o a Facebook para ver el grado de locura.

En Colombia decir cosas sensatas se volvió insensato. Con esto no estoy queriendo decir, faltaba más, que siempre digo sensateces, porque eso no es así.

Pero vea usted, paciente lector, un ejemplo: la semana pasada sostuve en Blu Radio y en Voz Populi Te Ve que todo el show que se montó en torno al león Júpiter me parecía desproporcionado. Entiendo que los animalistas anden molestos porque sostuve que haber mandado un avión de la FAC a Córdoba para trasladar al moribundo león a Cali me parecía exagerado. Ojalá el Estado mostrara la misma eficiencia para mandar medicinas y médicos a donde se necesitan. Pues me llegaron toda clase de insultos y amenazas por parte de algunos animalistas. Hasta me dijeron que me matarían o que ojalá me enfermara de muerte y nadie me diera la mano. Me mentaron no sé cuántas veces a mi difunta madre, fallecida en 1993. La pobre ni se entera. Pero bueno, ese no es el tema de esta columna.

El asunto es que Twitter enloqueció a más de uno. No son una gran mayoría, pues en Colombia hay aproximadamente 3,2 millones de tuiteros. Entre esos están los que pertenecen a las bodegas. No son ni un 10 % de los colombianos. Entre ellos los influenciadores, quienes demencialmente van marcando la agenda del país. Y lo que es más grave es que altos funcionarios del Estado están bailando al son de los dementes.

Colombia necesita con urgencia más psicólogos y más psiquiatras. Deben incluirse con carácter urgente en el POS, pues es claro que millones de conciudadanos necesitan urgentemente tratamientos para su enfermedad mental. Entre ellos, por supuesto, muchos de mis colegas periodistas que por cuenta de Twitter se volvieron locos, egocéntricos y paranoicos.

No suelo dar consejos a los funcionarios, pero me voy a tomar esa licencia: no ejerzan sus funciones ni tomen decisiones con base en lo que dicen las redes sociales porque, literalmente, acaban enredados.

Hagan bien su trabajo de manera recta y transparente. Cumplan con lo que les ordena la ley y verán que, al menos en teoría, las cosas salen bien. Al nuevo ministro de Salud le pido que declare al país en emergencia mental y tome las medidas necesarias para que todos los enfermos mentales tengan un tratamiento psiquiátrico gratuito. El tema de la salud mental debería ser una prioridad nacional.

Habré de pedirle a Dios que les dé paz espiritual a los tuiteros porque la cordura ya la perdieron. Y creo que necesitan un milagro para superar sus problemas.

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