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Pinchazo de solidaridad

Gonzalo Silva Rivas
14 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

La escasez de vacunas, las dificultades de algunos gobiernos para adquirirlas y la lentitud en los procesos de inmunización que se adelantan en muchos países, incluyendo el nuestro, son factores que multiplican el riesgo de alargar los tiempos para superar la pandemia y que estimulan, de otra parte, un delimitado flujo turístico que en medio de la impaciencia colectiva se podría convertir en negocio redondo para sus organizadores. Pero también, en otra manera de destapar ese mar de desigualdades que la actual crisis sanitaria visibiliza alrededor del mundo.

Los temores y el deseo de millones de personas de inmunizarse lo más rápido posible sin tener que someterse a las dilatadas fases de espera en sus lugares de residencia, particularmente en aquellos sitios donde la capacidad logística es débil o simplemente cuestionable, se suman en el intento de darle vida a un exclusivo nicho de mercado con amplias posibilidades de tomar vuelo, en la medida en que haya destinos que estén en capacidad de incrementar las reservas del biológico y de ponerlas a disposición de los viajeros.

Particularmente en Europa y Asia, grandes operadores de viaje hacen tentativas para promover esta modalidad turística, alimentada de las expectativas de quienes buscan una rápida inmunización como oportunidad de supervivencia, ante la desafiante amenaza de una pandemia que se resiste a ceder. Se mueven entre bambalinas y sin mucha publicidad, a la caza de países que abran las puertas de sus fronteras y autoricen reglas de vacunación accesibles para ciudadanos extranjeros.

El denominado turismo de vacunas entró en el juego comercial a finales del año pasado, cuando se le dio la largada a la vacunación global en naciones con grandes billeteras, razón que influyó para que fueran privilegiadas por las farmacéuticas. Destinos como Estados Unidos, Emiratos Árabes, Reino Unido, China y Rusia, entre otros, cuyos sistemas de vacunación permitían ciertas facilidades para la aplicación de dosis, fueron los primeros que se colocaron en la mira de las agencias. Su mayor atractivo era tener en ellos la opción de conseguir la vacuna contra el COVID-19.

Estados Unidos, tras la llegada a la Presidencia de Joe Biden, quien aceleró la vacunación en su país, se perfila dentro del incipiente mercado como una opción inmejorable tanto para los turistas de paquetes como para los que viajan independientemente —en gran porción, latinoamericanos—, que afrontan dificultad para acceder a los biológicos en sus países, pero disponen de dinero y tiempo suficientes para viajar y permanecer en el destino.

Sin embargo, la excesiva presencia de visitantes disputándose las dosis de inmunización con los residentes locales, en situación que parecía salirse de control, obligó a buena parte de los estados, entre ellos Florida, California, Nueva York y Texas, a tomar medidas restrictivas temporales. En las últimas semanas se replantearon los planes y, como antepecho, se comenzó a requerir la exigencia de certificados de residencia e identificación estatal.

Salvo Emiratos Árabes —con su capital Abu Dabi, uno de los paraísos del turismo de salud, como Dubái, hacia donde un reconocido club inglés ofrece un lujoso paquete “siete estrellas” que abarca el tiempo de intervalo entre la doble dosis de la vacuna—, ningún país ha hecho pública su oferta como destino de inmunización. La prioridad, por ahora, está centrada en sus propias poblaciones. Caso curioso es Serbia, en la península balcánica, donde la vacuna se aplica a los extranjeros sin ninguna acreditación. Ello debido a que numerosa cantidad de sus habitantes se resisten a aplicársela por el alto nivel de desconfianza que se ha creado a su alrededor.

El turismo de vacuna será una modalidad con posible proyección cuando empiece el desfile de países que logren la inmunidad de rebaño y dispongan de dosis para ofrecerlas, como propuesta complementaria, a sus visitantes. Cuba, por ejemplo, se anuncia dentro de ese mercado, una vez entre a comercializarse su vacuna Soberana 2 y satisfaga las necesidades internas de su población. Igual sucede con China, que pretende repotenciar el sector turístico dentro de algunos meses, con la garantía de Sinovac.

Para sus defensores, este nuevo modelo de negocio se vislumbra como una posibilidad de contribuir al alcance más temprano de ese objetivo de la inmunidad global y de reducir, de paso, la fuerte presión fiscal que pesa sobre los destinos debido a las prolongadas cuarentenas.

Pero el turismo de vacuna, nutrido con la lentitud de las inmunizaciones y la escasez de biológicos, carga de momento un lastre, en la mitad de esta compleja crisis sanitaria: su privilegiado público objetivo. Personas con suficiente dinero y libertad para saltar sobre las prioridades sanitarias de los países, mientras la población mundial más pobre, sumida en la desesperación y con riesgos cada vez mayores, ni siquiera recibe un pinchazo de solidaridad.

gsilvarivas@gmail.com, @Gsilvar5

 

Atenas(06773)14 de abril de 2021 - 01:58 p. m.
A mi juicio, nada me extraña, es lo consustancial a la ruindad humana. Tanto allá en la jungla como en esta selva d cemento. Y lo triste del caso no es eso, por más lamentable q' sea, pero si lo es q' ciertos lideres políticos, d esos d rancias familias y abolengos señoriteros, no se avengan a hacer más fuertes y consolidados a sus pueblos pa cuando los períodos d vacas flacas y andemos en cueros
UJUD(9371)15 de abril de 2021 - 12:55 a. m.
Tocará ahorrar, porque aquí esto va lento y las EPS no muestran interés en mejorar con la disculpa de q no hay vacunas por parte de mr. Duque & Cía. todos ineptos,pa' qué...
AtehortuA(40638)14 de abril de 2021 - 03:41 p. m.
Acá en nuestro país pasa lo mismo, y con los mismos, los Sarmiento, los Ardila, los Gilinski y los que manejan los contratos oficiales n torno a la emergencia sanitaria que decretó este gobierno inepto. Tristemente esta es una humanidad torcida que no dejará de torcerse y lo que veremos después de la pandemia es que los pobres serán mucho más pobres y en mayor cantidad.
AtehortuA(40638)14 de abril de 2021 - 03:36 p. m.
Decían que el mundo iba a cambiar con el coronavirus, que la humanidad iba a ser más solidaria, más caritativa más espiritual, pero eso nunca sucederá. Las cifras muestran que durante el último año los ricos se volvieron más ricos, los más beneficiados económicamente han sido los grandes cacaos del mundo, Gates, Bezos, Soros, Zuckerberg, Buffet.....
  • Alvaro(31173)14 de abril de 2021 - 05:19 p. m.
    Totalmente verdadero , no habrá cambios . Se seguirá extinguiendo la solidaridad. Y hasta ni se entiende porque , personajes nacionales con su historia de maldad invocan a Dios.
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