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La Vorágine: De Los Andes al Amazonas

Guillermo Rivera
21 de marzo de 2024 - 09:20 p. m.

Este año se cumplen 100 años de la publicación de La Vorágine, la novela de José Eustasio Rivera, quien en buena prosa contó la tragedia que vivieron miles de indígenas y campesinos esclavizados por los “empresarios” del caucho.

Su protagonista principal es Arturo Cova y su descripción es la de un poeta altivo y aventurero cuyas expresiones perfectamente hiladas adornan la novela de principio a fin. El otro protagonista, a mi modo de ver, es Clemente Silva, un viejo pastuso que se internó en la selva amazónica buscando a su hijo. En su caso, no fue la aventura la que lo lanzó a la selva, sino la necesidad. La historia de Clemente Silva es la misma de muchos nariñenses que desafiaron las selvas de la Amazonia buscando a familiares que lo hicieron antes o simplemente buscando una tierra que les ofreciera aquello de lo que carecían: propiedad rural e ingreso digno. Mi abuela paterna, por ejemplo, viajó en 1939 desde Nariño hacia Mocoa junto con su pequeño hijo (mi padre) buscando a su hermano menor, quien siendo adolescente huyó de su casa atraído por las noticias de extracción de oro en el Putumayo.

Desde esa época hasta nuestros días, se ha desplazado desde los Andes al Amazonas un contingente de colombianos en busca de una vida digna que no han tenido en sus territorios de origen. Su dramático destino ha sido la incorporación a las actividades extractivas, algunas legales y otras ilegales. Además, la extracción de flora, fauna y minerales se ha desarrollado en menoscabo de los pueblos indígenas y su cultura, de las fuentes hídricas, del bosque y de la biodiversidad.

A pesar de lo que Rivera dio a conocer en La Vorágine, de la violencia que la región ha padecido en las últimas décadas y de la crisis climática, los dirigentes nacionales han hecho muy poco por la Amazonia. Dos excepciones brillan ante la indiferencia histórica: el acuerdo de paz de 2016 y el llamado al mundo que ha hecho el presidente Petro sobre la necesidad de preservar la selva amazónica y garantizar una vida digna a los ciudadanos que en ella viven.

Ojalá este centenario de La Vorágine sea un parteaguas para que en adelante no se reediten historias trágicas como la de Clemente Silva.

* Embajador de Colombia en Brasil.

Guillermo Rivera

Por Guillermo Rivera

Guillermo Rivera es abogado de la Universidad Externado de Colombia y actualmente es profesor en esa misma universidad. Fue congresista por el Partido Liberal y fue ministro del Interior en el gobierno de Juan Manuel Santos.

 

Rocio(21165)22 de marzo de 2024 - 11:08 p. m.
Que bueno leerlo. Que lucha por el Amazonas. No fácil mientras el extractivismo no se legalice, controle crear otras actividades. Ante todo hayar la paz.
humberto(8670)22 de marzo de 2024 - 01:02 p. m.
Sorprende la calidad literaria de JE Rivera narrando la muy dolorosa historia de explotación, maltrato inhumano, indignidad y asesinato de tantos seres vulnerables, hechos vigentes hoy en día. Un centenario para vivir
Celyceron(11609)22 de marzo de 2024 - 12:07 p. m.
Totalmente de acuerdo, señor Rivera. Además de buscar una vida mejor, la llegada de miles de desplazados por la violencia, han minado el territorio y la cultura de muchos pueblos ancestrales. Ojalá que la humanidad entienda que salvar la Amazonia, es perentorio.
Atenas(06773)21 de marzo de 2024 - 09:33 p. m.
De cómo se reencaucha EE con los mismos opinadores, más falsos q’ una moneda de cuero y con un denominador común: ¡ rastreritos! Atenas.
  • David(0vhxw)22 de marzo de 2024 - 11:17 a. m.
    Atenas el docto hombre inmsculado.....uribista fachista.
  • Gines de Pasamonte(86371)21 de marzo de 2024 - 10:29 p. m.
    ¡Ay atenitas por Dios! ¡Todo el día dando lora! Llegué a pensar que ocupabas tu tiempo examinando tus pañales en el ancianato y veo que también mantienes a la caza de cualquier columna que se edite a cualquier hora. ¡Muy ocupado, atenitas!
Gines de Pasamonte(86371)21 de marzo de 2024 - 10:28 p. m.
En su libro: “De viaje por los países socialistas”, Gabo nos informa cuando arribó a Praga que: “Dos libros colombianos traducidos al checo y definitivamente agotados en pocas semanas, fueron objeto de sus comentarios entusiastas: “La Vorágine” y “Cuatro años a bordo de mí mismo” de Eduardo. Zalamea Borda.
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