En el libro Empatamos 6 a 0 quedó dicho que el fútbol, más que un mero deporte, es un fenómeno social y cultural, en tanto genera imaginarios, marca recuerdos y plantea mundos irreales. Y en ese campo de juego, el del fútbol como fenómeno cultural, podría inscribirse la fecha 19 de junio de 1990. Este era un martes más, un día gris, opaco, o por lo menos ese es el ambiente que recuerdo. Pasaba yo las vacaciones de mitad de año en la finca de mis abuelos, y en el campo no hay tiempo para perder, como dirían los viejos, y esa mañana él me había pedido que lo acompañara en la huerta, a aporcar unas matas de fríjol. Le dije que claro, que lo haría gustoso, pero que por favor viéramos el partido de Colombia contra Alemania, que se enfrentaban esa mañana, en el Mundial de Fútbol. El viejo, campesino a la final, no era muy amante de los deportes y sin embargo aceptó que lo viéramos porque también él, que vivía tan pendiente de la actualidad en su radio o de las noticias en el televisor, algo ya se animaba con esa fiesta a la cual Colombia asistía después de 28 años. Vimos el partido y él lo acompañaba de sus Pielrojas, esos cigarrillos que nunca le faltaban, y también de uno o dos comentarios sobre la selección Colombia, que se jugó un grandioso partido.
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En un Rincón del alma
21 de abril de 2022 - 05:30 a. m.