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Acunando el desempleo

Hernán González Rodríguez
21 de marzo de 2012 - 12:01 a. m.

De acuerdo con la Minuta de la reunión de la Junta Directiva del Banco de la República del pasado 24 de febrero, dicha Junta se dividió en dos y en la votación ganaron los partidarios de elevar la tasa de interés en 0,25% para situarla en 5,25%.

Adujeron los partidarios que tanto el crecimiento económico como la cartera de consumo de Colombia resultaban ser inflacionarios. Le temen al efecto de los altos precios del petróleo. Los opositores sostuvieron que la inflación de Colombia aún permanecía baja, 3,6% interanual en febrero,  y que las debilidades de las grandes economías no propiciaban las inflaciones elevadas y, en consecuencia, aconsejaron dejar la tasa en el 5,00%.

Considero que la Junta del Emisor subemplea las múltiples herramientas que existen en la economía para garantizarle al país una tasa de cambio ligeramente devaluada, competitiva, protectora y creadora de empleos, en lugar de la apreciada y destructora tasa que acunan las decisiones del Emisor.

Seriamente amenazadas se encuentran: La industria textil, las confecciones, los zapatos, la marroquinería, los electrodomésticos, la metalmecánica, los papeleros, las flores, el banano, los extranjeros que nos demandan servicios médicos, los "call centers", el turismo doméstico prefiere viajar al exterior... Todos los países Sudamericanos importantes están evitando hoy la apreciación de sus monedas con medidas de efectos a la par positivos y negativos, naturalmente; pero nuestro Emisor no sopesa sino los negativos.

Espero que mis informaciones no resulten erradas. Se rumora que algunas fábricas chinas se están trasladando de las costas al interior para contratar mano de obra de solamente 100 dólares mensuales. Un colombiano recibe con prestaciones sociales $520 dólares por mes.

La calidad de los productos chinos ha mejorado en forma extraordinaria. Se oye decir que los chinos agradecen poseer un empleo con tal de poder alimentarse para sobrevivir. Esta realidad no corresponde solamente a una estrategia comercial apoyada en unas tasas de cambio superdevaluadas con un 40% respecto de la media mundial, según el Big Mac Index de enero pasado, es una estrategia para "sobrevivir", la cual incluye la conquista de los mercados occidentales y, además,  su consolidación como “poder” militar de primer orden.

Los asiáticos están sacando provecho de la estupidez occidental que prefiere tercerizar la producción a cambio de vender el valor de sus marcas. Las empresas occidentales ganan hoy millones de dólares comprando por centavos en Asia para revender luego en centenares de dólares. Pero esto puede durarles poco, porque tan pronto como aprenden y se tecnifican los extranjeros evolucionan sus productos en calidades y diseños superiores a los estadounidenses, como ha acontecido con el sector electrónico. ¿Qué se hicieron, por ejemplo, los televisores y las cámaras de fotografía fabricadas en Estados Unidos?

En Colombia no poseemos marcas ni tecnologías para vender, pero sí una manufactura y una agricultura modestas, generadoras de empleo y paz para “sobrevivir”, las cuales se consideran sumamente débiles frente a las competencias descritas.  ¿Desaparecerán estas en manos de los "académicos" del Emisor, del auge minero y de la enfermedad holandesa cuyos síntomas ya se perciben?

 

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