Democracia

J. William Pearl
01 de agosto de 2017 - 04:35 a. m.

La corrupción en América Latina es ya un asunto viejo y la principal razón por la cual Chávez ganó en Venezuela es que el pueblo se cansó de que siempre robaran y no dieran la oportunidad de beneficiarse a los de abajo. Chávez no fue elegido solamente por su carisma, los que no se beneficiaban de las regalías petroleras dijeron no más. Hoy en día en América Latina está saliendo a flote fuertemente la corrupción en cabeza de algunos expresidentes y eso es una clara muestra de que la corrupción permea a los altos funcionarios y que son pocos los que no comenten tan grave error. ¿Es América Latina un caso perdido?

Se podría decir que somos corruptos por cuanto a Suramérica llegaron a conquistarnos las peores personas que vivían en España. No eran personas que únicamente buscaran un mejor futuro, como sucedió en Estados Unidos. Lamentablemente la diferencia fue lo que vivieron y vieron nuestros antepasados, los valores que nos dejaron los españoles que vinieron no fueron los mejores. La cultura no es algo que solamente se herede, es algo que también se aprende. Las noticias cada semana tienen un tema grueso de corrupción y aun cuando uno cree que es injusto, todo se lo roban, seguimos en lo mismo, no actuamos, no reaccionamos. No estoy justificando para nada lo que sucede en Venezuela, pero si la corrupción no hubiera sido tan marcada y se hubiera repartido entre todos los segmentos sociales el dinero del petrolero, Chávez nunca hubiera podido llegar al poder en Venezuela.

En América Latina ocho expresidentes están siendo juzgados  por  casos de corrupción, Lula da Silva, Cristina Kirchner, Rafael Callejas, Otto Pérez Molina, Elías Antonio Saca, Mauricio Funes, Alan García y Alejandro Toledo. Se puede decir que es la cultura, que fue lo que vieron. Pero la honestidad se aprende en la casa, desde que se es niño. No se debe elegir a personas cuestionadas, con un pasado oscuro, que buscan robar y hacerse ricos con dineros ajenos. El hecho de que existan ocho expresidentes en América Latina que están siendo cuestionados es una clara muestra de que la búsqueda del poder no se hace para servir, sino para beneficiarse. Una sociedad que piensa así no  puede desarrollarse bien.

Se necesitan candidatos  a los diferentes cargos públicos que no busquen robar, más bien servir. La excusa más grande es la cultura, este continente tiene que elegir personas que busquen no su propio bien, sino el beneficio general de los ciudadanos, hayan o no votado por ellos. El cambio hacia la exploración de la honestidad se tiene que dar, a menos que busquemos nivelar por lo bajo, como están haciendo en Venezuela, es decir, todos pobres y unos pocos corruptos y ricos. América Latina  no es un caso perdido, es un caso en donde la justicia debe operar, y como está no funciona, los Estados Unidos están (al menos en Colombia) asumiendo la función que el Estado no quiere enfrentar.

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