La consulta nació herida

Jaime Arocha
13 de agosto de 2019 - 05:00 a. m.

Hoy le cedo este espacio a Carlos Rosero, líder del Proceso de Comunidades Negras, víctima con Francia Márquez del atentado perpetrado el 4 de mayo en Lomitas, Santander de Quilichao.

#QuePareElGenocidioIndígena

***

La primera experiencia relacionada con consulta para el pueblo negro en Colombia fue la del proyecto Terminal y Línea Litoral Pacífico de la entonces estatal Ecopetrol. Cuando las comunidades que acabábamos de conquistar la Ley 70 de 1993 fuimos informadas, las obras ya estaban contratadas con una compañía mexicana. Las conclusiones de nuestra intervención fueron precisas: los términos de referencia con que se hicieron los estudios de impacto ambiental debían ser complementados “para incluir la diversidad étnica, cultural y ambiental que estábamos estrenando”, e hicimos nuestras respectivas propuestas. El peticionario, abrumado por los argumentos, prefirió modificar el proyecto y limitarse a cambiar el grosor del tubo ya existente. La trampa y la triquiñuela se instalaron desde entonces y la consulta, si se quiere, nació para nosotros herida y dejándonos expuestos a la muerte.

El proyecto que pretendía afectar los territorios negros e indígenas de los ríos San Juan y Calima e intervenir Bahía Málaga nos enfrentó junto con ambientalistas al cálculo de sectores económicos y políticos locales y regionales que habían negociado el material de arrastre, la mano de obra no calificada y que en boca de Carlos Holguín Sardi, entonces gobernador del departamento del Valle, “el desarrollo no va a detenerse por unas cuantas ballenas” y “¿quién está detrás de los que se oponen al proyecto?”.

Desde entonces la estigmatización, la sospecha y el riesgo persiguen a la consulta previa, libre e informada y a quienes han hecho de ella un compromiso con la preservación de la identidad cultural, la sobrevivencia de nuestros pueblos y la defensa del patrimonio de la humanidad. De este periodo recordamos que muchas veces, al levantar el teléfono de la oficina, del otro lado contestaban “Policía Nacional”.

Los mayores dicen que el desayuno anuncia cómo será el almuerzo. En el proyecto de Desvío del río Ovejas al embalse de la Salvajina (DROES), un funcionario nos dijo abiertamente: “Garantícennos el sí al proyecto y pidan lo que quieran”. Las conclusiones de este proceso están consignadas en un concepto comunitario y un anexo técnico que, por su valor testimonial y político, todos los que desde el movimiento negro actúan en consulta previa deberían conocer. El 21 de marzo de 1997, al terminar de leer ese concepto, todos los funcionarios de la EPSA salieron de la iglesia de Suárez, corriendo y sin despedirse de nadie. Muchos años después, un amigo ambientalista nos compartió que uno de los mandamases de la EPSA quería conversar. Pero no había nada personal que decir distinto a lo ya expresado colectivamente.

Francia Márquez estuvo en el primer taller de formación que se hizo para los que participamos en la evaluación del DROES y estaba también en la iglesia de Trinidad cuando se leyó el concepto. En 2011, a los del Ministerio de Gobierno se les ocurrió sacar la resolución 0121 con la que pretendían, regresándonos al siglo XIX, privar de sus derechos a la participación y a la consulta a los afrocolombianos que no viven en territorios colectivos; Francia Márquez, Félix Banguero y Moisés Pérez tutelaron. La Corte con sus fallos dio origen a las sentencias T-823/2012 y T-576/2014 que ordenaron constituir el Espacio Nacional de Consulta Previa que finalmente se conformó en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta. Desafortunadamente, muy pocos funcionarios del sector privado y del Estado respetan las decisiones que tomamos dentro de ese espacio. El futuro no pinta mejor.

Nota: Carlos Rosero consultó esta columna con Francia Márquez, quien respondió añadiendo lo siguiente:

Ante esta barbarie que está ocurriendo en este país, invito a las mujeres a movilizarnos por la vida, queremos vivir en paz en nuestros territorios. No podemos seguir simplemente viendo como nuestro pueblo se sigue desangrando. Es hora de usar nuestro amor maternal y nuestro instinto del cuidado para parar la muerte, para parar este exterminio.

* Profesor de antropología, Universidad Externado de Colombia.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar