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Glencore

José Fernando Isaza
30 de junio de 2022 - 05:30 a. m.

La prensa internacional informó que la compañía Glencore, con sede en Suiza, se declaró culpable ante la Corte de los Estados Unidos por haber pagado cientos de millones de dólares en sobornos en Brasil, República del Congo, Venezuela y Nigeria. Aceptó pagar una multa de US$1.500 millones. La acusación mostró que actuó ilegalmente en otros países. Además se le acusó de manipular los precios del petróleo que comercializaba.

Esta compañía adquirió la totalidad de las acciones de la mina del Cerrejón. Glencore fue actor principal en el mayor escándalo de sobrecostos de un proyecto: Reficar.

Inicialmente, la refinería se estructuró como una convencional, con presupuesto inferior a US$1.000 millones. Al autorizar el proyecto, el Gobierno Nacional ordenó que se debía ejecutar entre Ecopetrol y un socio mayoritario. Glencore fue escogido como operador, a pesar de su carencia de experiencia en construcción de refinerías. Las primeras modificaciones al diseño se realizaron para producir la materia prima, que requería la planta de Propilco, adquirida por Ecopetrol por US$690 millones, pasando por alto informes de los auditores que alertaban del riesgo de sostenibilidad de esa petroquímica por el agotamiento de la materia prima. Luego se definió que Reficar no debía producir fuel oil, decisión que incrementa sustancialmente los costos del proyecto y deja sin combustible alternativo a las centrales térmicas de la costa cuando estas no dispongan de gas natural y toque importarlo. Como prueba de esta mala y costosa decisión, casi simultáneamente se construyó la planta regasificadora de gas natural para cargar las térmicas si debe importarse gas natural. Al proyecto se le asignó un presupuesto, incluidos los imprevistos y ajustes, por US$3.700 millones; el costo final fue de US$8.015 millones, Glencore decidió retirarse del proyecto, que cada vez mostraba más fragilidad financiera por los excesivos sobrecostos.

El valor presente de la inversión, que ya era negativa, es de US$886 millones. Sin embargo, la política de estímulo al inversionista (sic) y una posterior reunión en Davos, con generosidad Ecopetrol le compró la participación en US$541 millones, Glencore se retira, no sin antes haber dejado en marcha la contratación del nuevo constructor, CBI y UK. Esta se hace bajo la modalidad de costo reembolsable, con lo cual se incentiva aún más el gasto descontrolado.

La refinería opera desde 2016, se oyen opiniones en el sentido de “para qué quejarse si funciona”, olvidando que hubiera funcionado con menos de la mitad de la inversión. Reficar fue una excusa para el derroche.

El disparo de los precios del carbón, que se ha multiplicado tres o cuatro veces, debe permitir que el Estado se beneficie de esa bonanza. Para esto se debe evitar que una fijación de precios de transferencia lleve las utilidades a compañías offshore y la utilidad país sea mínima. Las autoridades deben estar atentas para evitar estas prácticas, Se empiezan a oír en algunas compañías mineras argumentos del siguiente tenor: “Tenemos contratos de producción y precios prefijados”. Con lo cual las regalías y los impuestos solo se pagarían con precios prebonanza. La producción actual del Cerrejón supera lo previsible antes del disparo de los precios. Es bueno recordar que Glencore fue investigada por la Corte de los Estados Unidos por manipular los precios. En el acuerdo con las autoridades se excluyeron otros posibles delitos.

 

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