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Una visión equivocada

Juan Carlos Botero
03 de marzo de 2023 - 02:05 a. m.

Es tentador dividir el mundo entre buenos y malos. Y, claro, el que divide siempre está del lado de los buenos. Pero además de tentador es astuto, porque así se ganan votos.

Lo malo es que así no se reconcilian las naciones.

Trump es un ejemplo. Le dijo a su base que las élites, los políticos y los medios eran culpables de todos sus males. Fomentó divisiones, separó el país entre buenos y malos, y ofreció la típica promesa republicana: bajar los impuestos. Y ganó la Presidencia.

Algo similar hizo Gustavo Petro en su discurso de la Plaza de Armas. El presidente ofreció una visión apocalíptica del presente, marcado por la guerra, la pandemia, la crisis ambiental y la pobreza; hechos ciertos pero relativos, porque también se podría resaltar el progreso mundial en todos esos frentes. Pero más alarmante aún fue su visión del pasado y su división del país entre buenos y malos.

Esa visión es falsa y simplista. Para el presidente el país está dividido entre una oligarquía corrupta y el resto del pueblo. Según su mirada, los gobiernos anteriores fueron todos iguales: neoliberales y malos. El único gobierno que no es neoliberal es el suyo. Y es el único bueno. ¿Pero es válido ese juicio? ¿Son idénticas las gestiones de Barco y de Pastrana? ¿Las de Santos y Uribe? ¿No hay grandes diferencias en políticas y resultados?

Aparte de falsa, esa visión es injusta. Porque ignora el esfuerzo de miles de funcionarios rectos que trabajaron en busca del progreso. Y también ignora el sacrificio de miles de servidores que dieron la vida por la patria. Hubo mucho de malo en gobiernos del pasado, pero también mucho de bueno, y negarlo es innoble.

Además, esa mirada es inconveniente. Los mayores problemas del país, y en eso Petro tiene razón, son la pobreza y la inequidad. Pero hay otro grave problema y es la polarización: el divorcio radical entre colombianos, que impide un trabajo colectivo, a pesar de nuestras diferencias, en busca de la meta suprema de toda democracia, que es el bien común.

Las diferencias son parte de una democracia. Pero si son insalvables llega la parálisis, y el gobierno no puede gobernar y la sociedad no puede avanzar.

Un camino alterno es el de Mandela. En Sudáfrica en 1994 el pueblo tenía motivos de sobra para enarbolar odios, divisiones y deseos de venganza. Pero Mandela le pidió a su pueblo lo impensable: que perdonara 44 años de segregación racial, abusos y matanzas. Y les pidió a los blancos que cedieran el poder y que miraran a sus vecinos negros como lo que eran: compatriotas. Mandela tenía la autoridad para pedir esas cosas, porque él había sufrido en carne propia todas esas infamias.

Y lo logró. ¿Cómo? Entendiendo una verdad esencial: dividir el país entre buenos y malos es fácil y ayuda a ganar elecciones. Pero no ayuda a unir a un país dividido.

Gustavo Petro debería repasar esa lección histórica. Porque nuestro país no está hecho de buenos y malos, sino de colombianos. Y él es el presidente de todos.

Al comienzo Petro sonaba incluyente y conciliador. Con ánimo de tender puentes entre rivales. Pero esa actitud desapareció en su discurso del balcón. El presidente puede pasar a la historia como el líder que unió a un país dividido, o puede fomentar las divisiones hasta extremos peligrosos e insalvables.

Y en ese caso perderemos todos.

@JuanCarBotero

 

YoOpino(83563)04 de marzo de 2023 - 10:41 p. m.
Excelente análisis! Ojalá lo consideraran en la práctica los del gobierno de turno
Hincharojo(87476)04 de marzo de 2023 - 12:08 p. m.
Acertado comentario.Todos ganamos o todos perdemos.
Mario(16018)04 de marzo de 2023 - 01:41 a. m.
Excelente columna. Desafortunadamente Petro está a años luz de Mandela.
Mercabal(a6ynp)03 de marzo de 2023 - 10:36 p. m.
Excelente escrito y muy buena visión de lo que se está viendo. Rápido se le acabó a Petro el demagogo argumento de que iba a unir al país. Más bien, se está viendo él como ciertos expresidentes; uno termina concluyendo que todos los políticos son iguales
Is(nwuos)03 de marzo de 2023 - 06:54 p. m.
En conclusion, señor Juan Carlos Botero, el de la visión equivocada es usted, la falta de comprensión emocional, de experiencias personales y de conocimientos especificos en algunas áreas, son factores que solo pueden suplir la interacción de vivir en carne propia lo que ha vivido el trabajador colombiano, su falta de capacidad de empatia es propia de los colombianos con cerebros expropiados.
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