Zuckerberg ante el Congreso

Juan Carlos Gómez
23 de abril de 2018 - 02:00 a. m.

En primer lugar, se confirma que ese joven de apenas 33 años es un genio. Su red social, además de ser una máquina de hacer dinero, tiene en jaque a los centros del poder mundial, algo que no se veía desde Napoleón en el siglo XIX.

Después de que se conociera la abusiva filtración de los datos de 87 millones de usuarios, utilizados para interferir la elección presidencial de 2016, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, compareció ante el Congreso de Estados Unidos. La audiencia deja varios hechos para destacar.

En primer lugar, se confirma que ese joven de apenas 33 años es un genio. Su red social, además de ser una máquina de hacer dinero, tiene en jaque a los centros del poder mundial, algo que no se veía desde Napoleón en el siglo XIX.

En segundo lugar, formidable su preparación para la audiencia. Habrá estado a cargo de alguna firma de lobby especializada en estos shows de la democracia: discúlpate, muéstrate sumiso, no luzcas tu camiseta gris; un traje con corbata les dará la impresión de que los respetas. Confúndelos; los congresistas saben poco y serán inofensivos.

En tercer lugar, los congresistas fueron básicos en sus preguntas, pero la mayoría de ellos manifestó su indignación frente al hecho de que, por culpa de Facebook, la intimidad se haya convertido en una mercancía y se propaguen como virus mensajes de odio y discriminación.

En cuarto lugar, Facebook es neutral políticamente. Lo suyo es la explotación de los datos personales al servicio de quien pague por ello.

Y quinto: por más indignación que generen las prácticas empresariales de Facebook y la certeza de que son incumplibles sus promesas de autorregulación, no existen herramientas efectivas para reprimir el tráfico de datos personales.

Fin de la comedia: aún húmedas las lágrimas de cocodrilo derramadas por Zuckerberg en el Congreso, –según The Guardian–, la semana pasada Facebook trasladó de Irlanda a Estados Unidos la información de 1.500 millones de sus usuarios, al parecer, con el fin de eludir la nueva regulación europea en materia de datos que regirá a partir de mayo.

A propósito, resulta inexplicable que a casi nadie le importe que, en medio de la confusión electoral, se esté engendrando en Colombia –gracias a un proyecto de ley del Gobierno– un casi todopoderoso organismo regulador de la información y la tecnología. Una vez más debemos advertir el riesgo que ello implica para la libertad de información.

@jcgomez_j

 

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