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Atalaya

Saudade

Juan David Zuloaga D.
08 de junio de 2023 - 02:05 a. m.

La lengua es vida, es mundo transfigurado. Es sedimentación de usos y costumbres, de pasiones, pareceres y anhelos.

Las lenguas romances son herederas —deformaciones, si quiere el lector— del latín. Aquel latín llamado macarrónico que comenzó a hablarse en las distintas provincias del Imperio Romano cuando inició su declive político y cultural. De los diversos estados anímicos de los pueblos fueron emanando las lenguas vulgares, como efluvio espontáneo del espíritu de sus gentes. Nacieron así el castellano y el gallego, el catalán y el rumano, el sardo y la lengua de Oc (occitano), el florentino que andado el tiempo sería el toscano primero y el italiano muchos siglos después. Y nacieron así también la lengua de oíl y el portugués. Variaciones todas de ese mal latín que comenzó a hablarse con la disgregación del Imperio. Y en ese ‘mal latín’ se escribieron la Comedia de Dante Alighieri, los Ensayos de Montaigne, el Quijote de Cervantes y Los Lusiadas de Luis de Camões, por poner algunos hitos más o menos caprichosos.

La lengua, pues, va evolucionando con el paso del tiempo, al vaivén de la singladura de los pueblos y de los cambios en el orden del mundo. Nuevas disposiciones anímicas o vitales, nuevos desarrollos morales o tecnológicos reclaman voces nuevas para denotarlos. Y ese préstamo entre lenguas no es nuevo. El latín bebió muchísimo del griego; y la lengua ática siguió siendo durante muchos siglos la lengua de la cultura. En griego se escribieron los Soliloquios del emperador Marco Aurelio y en griego conversaban y se carteaban muchos intelectuales de Roma. El español, entonces, bebió de esas dos fuentes y gracias a la convivencia de árabes y judíos durante ocho siglos en la península ibérica bebió también del árabe y, en menor medida, del hebreo. Del árabe nos vienen palabras cómodas como almohada, palabras deliciosas y aromáticas como café o almojábana y palabras eufónicas, hermosas, cargadas de reminiscencias y de ensoñación como alfaguara que como el lector no ignora es un manantial copioso. Esta coexistencia de las tres culturas y el auge del imperio desde los tiempos de la Conquista hicieron que la lengua española se ornara con mantos y chales procedentes de todos los rincones del mundo, que se fueron almacenando en las alforjas y en los bargueños de los diccionarios y de la lengua hablada; de modo que tenemos palabras del filipino (rigodón), del malayo (abada), voces caribes (cacique) o quechuas (papa). Voces que hoy usan con regularidad y sin distinción algarivos y baladíes.

Y traigo todo esto a colación porque en mi columna anterior escribí sobre El manuscrito carmesí de Antonio Gala: «En ellos plasma Gala, en boca de Boabdil, sus remordimientos, sus lamentos, sus saudades y sus desesperanzas». Los editores, sin embargo, pusieron en cursivas la palabra saudade. Pero ocurre que la saudade, amigos, ha mucho que como pueblo y como individuos la incorporamos a nuestras vidas y a nuestro mundo, pues la saudade es esa rememoración teñida de añiles, de solferinos y de magentas que, casi con dolor, nos viene a la conciencia de los momentos vividos, ledos o caliginosos, traídos a presencia por los caprichos de las circunstancias y de la memoria, siempre tan veleidosa. Como la saudade que en mí genera el cambio paulatino de las lenguas, por todo lo que en el proceso va quedando atrás. La definición del diccionario de la Academia es más escueta y menos vivencial: «Soledad, nostalgia, añoranza». Es voz portuguesa, sí, pero denota una vivencia que puede tener cualquiera, y por eso la aceptó la Academia de la Lengua y por eso no se escribe en cursivas.

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Antonio(45414)09 de junio de 2023 - 02:39 p. m.
Qué delicia de columna. Reconfortante en medio de tanto lodazal de noticias amañadas que tenemos que sufrir a diario. En hora buena.
Alvaro(ll73e)09 de junio de 2023 - 01:02 p. m.
¡Hola Juan David! Una columna muy enhiesta, que me puso a leerla con diccionario en mano.
Diego(q92vz)09 de junio de 2023 - 12:57 a. m.
Bellísimo texto, conmovedor e inspirador.
Daga(46837)08 de junio de 2023 - 11:12 p. m.
Muy bonito
Riherna(21804)08 de junio de 2023 - 10:32 p. m.
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