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La utopía meritocrática

Juan Felipe Carrillo Gáfaro
21 de agosto de 2023 - 06:24 p. m.

La meritocracia, ese teórico privilegio de llegar a un cargo público por méritos propios, siempre ha sido una absurda utopía en un país como el nuestro. Todos los gobiernos terminan haciendo lo que les da la gana a la hora de contratar mientras que la sociedad vive con cierto estoicismo lo que hacen con ella. Si bien la falta de meritocracia no es exclusiva del gobierno actual, la manera cómo se han ido moviendo las fichas públicas, desde la embajada de Venezuela hasta el Ministerio de Minas, denota algo más que una simple intención de nombrar al amigo, al conocido, al familiar, a ese fulano al que se le debe un favor.

La manera abierta y casi desdeñosa con la que se han nombrado ciertas personas en ciertos puestos en este gobierno parece estar dándole una estocada final a la utopía meritocrática y pone en entredicho que alguien muy bueno llegue a un puesto alto solo por su experiencia y capacidad. La peligrosa y exacerbada devoción clientelista le da a personas sin experiencia el control de cargos importantes donde se requiere un especial conocimiento de los temas y una cierta trayectoria para manejarlos con prudente sabiduría.

El gobierno parece a veces un verdadero carro loco en materia de nombramientos y no se sabe a ciencia cierta si aquellos que están sirviendo al país lo están haciendo con la responsabilidad necesaria que requiere el cargo, o si por el contrario están disfrutando de su cuarto de hora para satisfacer sus concupiscencias como hubiera dicho Álvaro Mutis. Y si en algún momento se han nombrado personas competentes como A. Gaviria y Ocampo, da muy mala espina que el primero haya manifestado hace poco en Twitter que con la información actual no hubiera aceptado ningún cargo en este gobierno. Comentarios así solo confirman el estrepitoso año que ha pasado Petro y su confuso séquito de funcionarios.

Y si a esto le sumamos el circo que armaron su exnuera y su hijo, el primer año de este gobierno se acerca más a los entresijos propios de la vecindad del Chavo del Ocho, que a ese gobierno del cambio que tanto nos ilusionó. Los contradictores del gobierno han aprovechado cada uno de estos enredos para exagerar sus errores y se relamen de verlo enlodado y tirado en la lona. El país ha ido cayendo en una espiral de desgreño difícil de detener y la violencia, como siempre, no da su brazo a torcer.

Aunque el bienestar de Colombia no solo depende de lo que haga o deje de hacer un gobierno y se trata de una responsabilidad compartida de toda la sociedad, hacer nombramientos responsables alejados de posturas politiqueras debería ser una prioridad. Seguir adentrándose en esa ligera dinámica de nombrar al que sea nos está empezando a afectar más de la cuenta. A esto hay que sumarle la consabida ausencia de continuidad que impide a los buenos funcionarios llevar a cabo un proyecto de cambio real. Estos desatinos hacen que la tendencia a desconfiar de nuestros gobernantes sea cada vez mayor y salvo que suceda algo extraordinario pareciera que las cosas no van a cambiar mucho.

Es ilusorio en espacios como estos hacer “llamados” para que las cosas cambien. Los gobernantes y esos altos funcionarios no deben tener ni tiempo ni interés para andar leyendo columnas de opinión. Sin embargo, la responsabilidad de los que escribimos y de los lectores es seguir intentándolo: seguir buscando los espacios para expresar con la mayor objetividad posible lo que creemos no anda bien y seguir creyendo que Colombia llegará algún día a ser un mejor país. Los ideales con los que llegó Petro a la presidencia aún deambulan por ahí y es fundamental que trasciendan los límites de un gobierno que lleva un año enredado.

@jfcarrillog

 

Jose(c34vm)22 de agosto de 2023 - 09:22 p. m.
Pésimamente escrita esta severa tontería. Falta de rigor e inexistente análisis. Ah tiempo tan mal perdido.
Ccdaw(v9l66)22 de agosto de 2023 - 06:00 p. m.
La meritocracia limita con la política. En la práctica, dentro de el contexto de un país polarizado, Petro tiene que gobernar con personas de confianza. Ni siquiera puede arriesgarse, por ejemplo, a nombrar una fiscal afín a Nestor Humberto Martinez. Buscar cierta neutralidad si, sin concesiones chimbas.
Omar(14848)22 de agosto de 2023 - 12:23 a. m.
Que todo cambie para que nada cambie.
Matilde(11300)22 de agosto de 2023 - 10:31 a. m.
Petro a pesa de todo lo que habla ha seguido los pasos de Duque nombrando los “amiguis” en los cargo como si esta fuera una bolsa de empleos y sin tener en cuenta preparación y trayectoria y uno se pregunta el tan cacareado cambio en qué consiste?
Carlos(34560)21 de agosto de 2023 - 11:31 p. m.
Claro que en este gobierno funciona la meritocracia: Guanumen tiene suficientes méritos para ser nombrado en el consulado de Chile, el embajador en Nicaragua tiene una alta graduación en manejo de narcóticos, Benedetti tenía suficientes méritos para ser nombrado embajador en Venezuela. Así que el sindicato de la cancillería no se porque se queja tanto porque no les nombran los que tienen carrera diplomática. En este gobierno todo es por meritocracia con la bendición de la primera dama. Sarcasmo.
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