¿Sigue siendo pertinente la educación diferenciada por géneros?

Julián de Zubiría Samper
24 de abril de 2022 - 05:00 a. m.

La educación en el mundo adoptó la mixtura. Se exceptúan los países musulmanes, una buena parte de los colegios católicos y algunos prestigiosos colegios privados en diversos lugares del mundo. En pleno siglo XXI, ¿sigue siendo pertinente la educación diferenciada por género?

El Gimnasio Moderno es la primera Escuela Activa creada en América Latina. Bajo el liderazgo de Don Agustín Nieto Caballero, los fundadores dejaron atrás los castigos humillantes, las clases magistrales y la memoria de corto plazo que dominaban la Escuela Tradicional, para construir una escuela que privilegiara la acción, la experiencia y el interés por el conocimiento. Se inspiraban en Montessori, quien había propuesto una educación pensada para los niños y no para “adultos en miniatura”, así como en Decroly, cuya tesis más divulgada era la de organizar el sistema curricular a partir de proyectos y centros de interés para los estudiantes. Ambos fueron profesores invitados en la Escuela de Maestros del Moderno y para rendir homenaje a estos dos padres de la Escuela Activa, Don Agustín bautizó el preescolar con el nombre de Montessori y la primaria con el de Decroly.

La propuesta de adoptar nuevos fines, contenidos y estrategias para la escuela generó resistencia en una sociedad tan conservadora, patriarcal y tradicional, como la colombiana de aquel entonces. De allí la oposición que tuvieron los fundadores del Moderno, pues sus tesis entraban en contradicción con las que dominaban en la mayoría de las escuelas del país. El Gimnasio Moderno adoptó como propia la revolución pedagógica que había puesto al niño en el centro del proceso educativo. Es por eso que surgen los talleres, las manualidades, las excursiones, la disciplina de confianza, el teatro, los debates y la prensa escolar: ¡una escuela de la vida y para la vida! Se trataba de formar antes que instruir, según la sabia expresión de Don Agustín.

El Moderno ha jalonado durante más de un siglo importantes procesos de transformación en la educación colombiana. Sin embargo, hay un aspecto en el que algunos muy pocos colegios en el mundo, con el paso de los años, se han quedado atrás. En Bogotá tan solo cinco colegios siguen siendo exclusivamente masculinos; es decir, el 0,02 % de las instituciones educativas. En estas notas desarrollaré los cinco principales argumentos para sustentar por qué en la actualidad los colegios deberían ser mixtos.

Primero. El mundo es mixto y no tiene sentido que la escuela no lo sea. Si la educación nos prepara para la vida, necesariamente la educación debe ser mixta; porque mixta es la sociedad, la política, el trabajo, la cultura y las familias. Es por eso que, en la gran mayoría de países, la casi totalidad de escuelas lo son.

En la última época varias instituciones educativas han realizado la transición para convertirse en colegios mixtos. La razón principal es que el colegio nos debe preparar para vivir en una sociedad diversa y múltiple, debe formar ciudadanos para habitar un mundo cada vez más global y abierto.

Segundo. El papel esencial de la escuela es la socialización. Todos lo hemos visto durante la pandemia: lo que extrañaban los jóvenes mientras estaban cerradas las escuelas no eran sus clases de biología o álgebra; eran sus compañeros y la necesidad de jugar, hablar, hacer deporte, debatir y compartir con ellos. Los colegios mixtos nos enseñan a trabajar en equipo, jugar, convivir, resolver conflictos y construir amistades con personas de género diverso, lo que constituye una competencia esencial en la vida.

Tercero. La humanidad vive un periodo de reconocimiento a la diversidad de géneros y la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades cada día toma más fuerza. Las mujeres han avanzado, pero todavía es mucho lo que falta para poder hablar de igualdad de derechos y oportunidades a nivel laboral y social. Así mismo, y de manera progresiva, las Constituciones del mundo han ido reconociendo y amparando derechos legales y civiles a una población cada vez más diversa en términos de género y orientación sexual.

Estamos ante un principio filosófico de reconocimiento de la diversidad de etnias, géneros, ideologías, religiones y regiones. Una multiplicidad de vidas que fueron discriminadas, excluidas y segregadas por siglos, comienzan a ser protegidas por el Estado y la sociedad. Muchas de estas comunidades apenas hoy en día tienen la posibilidad de narrar su propia historia.

Cuarto. La escuela de un solo género se basa en la premisa de que hombres y mujeres tienen ritmos de crecimiento e intereses diferentes, y que, atender esas particularidades permitiría mejorar su rendimiento académico.

Los resultados de investigaciones tienen un grave problema de raíz: la gran dificultad para controlar variables en estudios de esta naturaleza. Esto es así ya que los colegios de un solo género trabajan con estudiantes de muy alto estrato socioeconómico y cultural, y con profesores con altos estándares en su formación que asumen mayores niveles de autonomía. Además, como son tan pocos colegios, no resulta pertinente comparar los resultados obtenidos entre los dos grupos de instituciones educativas.

Quienes trabajamos en colegios mixtos con los mismos docentes, currículos y profesores, no encontramos diferencias significativas que favorezcan el rendimiento académico de uno u otro género. Claro que hay diferencias, pero no predomina ningún género sobre otro. Al fin y al cabo, la vida, como diría Maturana, es una emergencia de la diversidad. Es una bella conclusión ética, validada con diversos estudios cuyo seguimiento se ha producido en contextos similares lo que ha permitido llegar a conclusiones contundentes.

Estudios científicos también concluyen que las supuestas ventajas de la educación de un solo género no han sido validadas y que, por el contrario, son mayores sus efectos negativos a lo largo de la vida. Al fin y al cabo, nuestras estructuras éticas y valorativas se forman desde los primeros años de vida.

Es así como la discriminación surge desde edades tempranas en los currículos ocultos que abordamos en clase, en los hogares y los medios de comunicación que reproducen las estructuras valorativas e ideológicas de la sociedad y que pretendemos se siga calcando en los patios de los colegios. Después de culminar el colegio ya es tarde para modificar las valoraciones que hacemos sobre los otros, en particular, las asociadas con principios éticos y filosóficos.

La pregunta que deben hacerse los colegios de un solo género, masculinos o femeninos, es ¿qué efectos genera a largo plazo una educación en la que está excluida la presencia del género contrario?, ¿qué efectos produce en la estructura ética y emocional de la población formada? y ¿qué efectos genera en una democracia que una parte de su población se eduque en un medio que excluye un alto porcentaje de la población, exclusivamente por un criterio de género? Al respecto, estudios publicados en la prestigiosa revista Science concluyen que: “No hay ningún estudio diseñado de manera adecuada que demuestre que los colegios de un solo sexo favorecen el rendimiento académico de los estudiantes. Por el contrario, existen evidencias de que este tipo de educación incrementa los estereotipos de género y legitima el sexismo” (https://www.science.org/doi/10.1126/science.1205031).

Quinto. En la misma línea desarrollada en el argumento anterior, son muy preocupantes las conclusiones de Enrique Chaux, profesor de los Andes y experto en matoneo e intimidación escolar. El investigador encontró en un estudio del 2009, que la proporción de mujeres en un curso está relacionada con la tasa de intimidación y agresión. Es decir, mientras más mujeres existan en un curso, hay una menor tasa de intimidación escolar. Esta premisa le permite inferir que la intimidación debe ser mayor en colegios masculinos.

Quienes hemos trabajado en colegios mixtos, sabemos que la presencia de mujeres en un grupo, incide muy favorablemente en el clima de convivencia escolar. Es así como las relaciones fuertes, bruscas y descalificadoras, más comunes entre adolescentes hombres, disminuyen ante la presencia de mujeres. Al mismo tiempo, conocer, valorar y apreciar la diversidad desde edades iniciales, favorece una visión más democrática y de mayor respeto por la diferencia, que tiende a permanecer a lo largo de la vida.

En este contexto es muy pertinente destacar la principal conclusión de los estudios de la UNESCO sobre la calidad de la educación en América Latina. Al respecto dice el Primer Informe del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE): “Una de las comprobaciones más importantes del Estudio indica que la percepción que tienen los alumnos de un clima favorable en el aula, por sí solo, influye más en los aprendizajes que el efecto combinado de todos los demás factores”. Esta conclusión, contradice el argumento central de los defensores de los colegios diferenciados por género. Por lo menos, en América Latina. (https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/projects/llece) .

Teniendo en cuenta los cinco argumentos anteriores, celebro la decisión que han tomado el Consejo Superior, la Sala Plena y las directivas del Gimnasio Moderno. De manera casi unánime han concluido que el Gimnasio Moderno debe transitar de la manera más responsable, gradual y progresiva hasta convertirse en un colegio mixto. Debe estudiar las experiencias más exitosas al respecto y convocar a la comunidad para que decida cómo y cuándo implementar las transformaciones acordadas. Sin embargo, la meta y el ideal de la mixtura han sido adoptados. Sin duda, es la misma tesis que impulsarían sus fundadores si estuvieran vivos en la actualidad.

La profunda historia del Gimnasio Moderno debe seguir inspirando a muchos a transformar sus colegios. Sin duda, es una de las innovaciones más importantes de América Latina durante el siglo XX. Aun así, hoy resulta pertinente recordar a Don Agustín, cuando afirmaba que la formación de mejores seres humanos era la tarea más importante de la educación; en mayor medida, podríamos agregar hoy, al formar individuos para una ciudadanía cada vez más global. Hoy esa tarea, nos debe conducir a la mixtura.

Un buen cierre para las reflexiones anteriores lo brinda Gabriel García Márquez cuando decía que “lo único realmente nuevo que podría intentarse para salvar la humanidad en el siglo XXI es que las mujeres asuman el manejo del mundo. No creo que un sexo sea superior o inferior al otro. Creo que son distintos, con distancias biológicas insalvables, pero la hegemonía masculina ha malbaratado una oportunidad de diez mil años”.

 

David(26932)25 de abril de 2022 - 09:29 p. m.
Iluminador escrito. Gracias, profesor.
luis(89686)25 de abril de 2022 - 03:58 p. m.
La solución a la educación aunque no lo crean es fácil: MÉTODO Y CONTENIDOS. Profesor Julian de Zubiria, siga insistiendo en mejorar la educación con sus conocimientos, experiencias y buena voluntad.
Hernando(58851)25 de abril de 2022 - 01:22 a. m.
Se echa de menos un aparte sobre resultados o consecuencias en la educación sexual; he leído comentarios sobre el aumento de casos de embarazos en mujeres muy jóvenes, estudiantes en colegios mixtos; será que "al fin y al cabo -como- nuestras estructuras éticas y valorativas SE FORMAN desde los primeros años de vida", no se están dando o no son las convenientes o, simplemente, fallan?
CAMILITO(7137)24 de abril de 2022 - 11:22 p. m.
El gimnasio moderno es donde se han formado la clase dirigente y dueña del país económico y político. Será que al volverlo mixto la formación será más ética, solidaria y con mucho humanismo? Nadie discute la excelencia académica de esos claustros de elite, pero que jóvenes entrega a la sociedad. Creo que al ser mixtos la exclusión social sería de los dos sexos.
Jaime(85895)24 de abril de 2022 - 10:25 p. m.
Profesor muchas gracias por su excelente columna.
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar